El gran rendimiento de Antoine Griezmann en el Benito Villamarín tuvo premio extra. Más allá de los tres puntos y el refuerzo moral que aporta estar acertado de cara a portería, el galo ha dado un paso más en su afán por grabar su nombre en el libro de los recuerdos del Atlético de Madrid. Tras lo ocurrido en la capital sevillana, el ex del Barcelona pasa a ser el tercer máximo goleador histórico del club, un logro que en ningún caso hubiese podido alcanzar si su carrera en el Camp Nou hubiese ido por otros derroteros.
Y Griezmann lo consiguió de una forma muy especial, a través de una diana totalmente atípica, con origen en el saque de esquina. Seguramente tenía esas intenciones -o al menos convertirlo en un centrochut para que tocase en un rival y el balón abrazara la red- y, en efecto, se rubricó. El guardameta portugués no estuvo del todo avispado y ningún defensor fue capaz de despejar para evitar lo que fue el 0-1, que llegó pocos minutos antes del 0-2, un último tanto determinante para hacer inútil el de Fekir de libre directo.
Afrontaba el duelo correspondiente a la duodécima jornada liguera con 145 goles en su casillero. Tenía a un salto al histórico Paco Campos, un delantero que brilló en la década de los 40. Al comienzo de la segunda mitad pudo igualar al canario y, después, logró dejarlo atrás. No tiene demasiado lejos a los dos máximos goleadores, Adrián Escudero y Luis Aragonés, que suman 169 y 172 respectivamente -números según LaLiga-. Si mantiene su gran eficacia, tendrá opciones de alcanzar a ambos en este curso, aunque ni mucho menos será tarea sencilla.
Escudero fue un destacado atacante que desarrolló su carrerar a mediados del siglo pasado y vistió la camiseta del cuadro rojiblanco en 330 ocasiones (en partido oficial). Los datos que ofrece el club no coinciden con los de LaLiga porque el Atleti habla de 170 tantos en el caso del madrileño y 173 en el de Aragonés, aunque igualmente se mantiene aún a cierta distancia. El de Hortaleza, antes de llevar a España al olimpo en la Eurocopa de 2008, fue un magnífico goleador en las décadas de los 60 y los 70.