Nadar en el Sena, un viejo y costoso sueño que renace con los JJ. OO.

El río Sena
El río SenaAFP
Darse un chapuzón en el Sena, bajo un cielo azul, con la torre Eiffel de fondo. Este viejo sueño podría convertirse pronto en realidad como herencia de los Juegos Olímpicos de París.

A dos semanas del inicio del evento, se acerca la hora de la verdad. Las últimas semanas han estado marcadas por lluvias excepcionales que han provocado un caudal ligeramente superior al habitual y una polución bacteriológica elevada.

El Sena debe acoger el viernes 26 de julio la ceremonia de apertura de los Juegos y días después competiciones de triatlón y natación en aguas abiertas. Puede que luego, desde 2025, los parisinos y visitantes puedan darse un baño en el río después de, por ejemplo, visitar el museo del Louvre o cualquier otro lugar emblemático de la capital francesa.

Esta reconquista de sus aguas se logró gracias a una inversión de 1.400 millones de dólares e importantes trabajos de limpieza de un río considerado durante mucho tiempo un vertedero.

Aunque en el siglo XVII los parisinos se bañaban desnudos en el Sena, en 1923 se prohibió por los "peligros causados por la navegación fluvial y por la contaminación".

En 1990, el entonces alcalde y futuro presidente Jacques Chirac lanzó la idea de reapropiarse del río, promesa que la actual regidora Anne Hidalgo reiteró en 2016 con la candidatura olímpica.

Hidalgo tenía previsto bañarse en junio en el Sena pero tuvo que aplazar ese plan por la calidad del agua. El río fue considerado "limpio para el baño" varios días seguidos a finales de junio y principios de julio, con lo que el acto simbólico con la alcaldesa se reprogramó para el 17 de julio, nueve días antes de la ceremonia de apertura.

 Suspense 

El suspense sobre la disputa de las pruebas olímpicas en el Sena durará seguramente hasta el último momento.

Algunos deportistas pidieron un 'plan B' en los últimos meses. "La salud del atleta va primero", llegó a afirmar la campeona olímpica en aguas abiertas, la brasileña Ana Marcela Cunha.

Pero los organizadores excluyeron un plan alternativo hasta la pasada semana, designando entonces una sede de reserva para la prueba de natación en aguas abiertas, el estadio náutico de Vaires-sur-Marne, en la parte este de la región parisina.

La presencia de bacterias fecales en el agua y sus niveles son los indicadores que marcarán la decisión final.

En París, las aguas pluviales y residuales pasan por la misma red diseñada en el siglo XIX y, cuando se registran precipitaciones excepcionales, las alcantarillas se desbordan.

En agosto de 2023, los 'test-events' olímpicos fueron en gran medida cancelados porque la calidad del agua no respondía a los estándares europeos sobre bacterias fecales, Escherichia Coli y enterococos.

Esto, junto al posterior mal funcionamiento de una válvula, provocó un alza de la concentración de Escherichia coli, que provoca intoxicaciones gástricas.

Según los resultados de los análisis transmitidos a la AFP por la alcaldía de París a mediados de 2023, ninguno de los 14 puntos de toma de muestras parisinas para el agua no alcanzó un nivel de calidad suficiente según la directiva europea al respecto, que data de 2006.

Para a ONG Surfrider Foundation, que realizó toma de muestras en la capital de septiembre de 2023 a marzo de 2024, el agua del Sena estaba en un estado "alarmante".

 Bacterias 

La experiencia de la socorrista Gaëlle Deletang en el pasado lluvioso invierno no fue alentadora. Esta mujer de 56 años asegura que sufrió "diarrea y herpes labial, porque el agua no estaba limpia".

El aventurero Arthur Germain recorrió a nado en 2021 los 777 kilómetros del Sena, desde su nacimiento en la vitivinícola región de Borgoña hasta su desembocadura en el Canal de la Mancha.

A lo largo de casi todo el río, "hay zonas en las que me costaba respirar" por las actividades agrícolas o industriales, afirma este joven de 22 años, hijo de la alcaldesa de París.

Río arriba, vio máquinas agrícolas "rociando pesticidas" muy cerca. A pocos kilómetros de París, río abajo, vivió su "peor día" al nadar cerca de una depuradora de aguas residuales.

Desde los años 90, el servicio de saneamiento de París y su región Siaap asegura que invirtió 6.000 millones de euros (6.400 millones de dólares al cambio actual) para eliminar la contaminación procedente de aguas residuales.

El capitán del 'Bélénos', Rémi Delorme, que surca desde hace 14 años el Sena al oeste de París para limpiar sus aguas, confirma que hubo progresos.

Este catamarán de 20 metros de eslora, equipado con una cinta sinfín, recupera en esta jornada desechos flotantes, bicicletas, chatarra y bolsas de plástico.

"Ya casi nada de lo que remontamos nos sorprende", asegura este nieto de barquero, de 36 años, en referencia a sofás, animales e incluso "cadáveres humanos, una o dos veces por año".

Pero con el paso del tiempo, el nivel de desechos recuperados disminuyó: de las 325 toneladas de media por año al principio, fueron solo 190 en 2020.

En 1994, el Siaap empezó a instalar barreras para retener residuos, que ya suman 26. En 2023, recuperaron 1.200 toneladas, una década después de alcanzar un récord de 2.500 toneladas.