Carlos Sainz se había beneficiado por la situación de Oscar Piastri, que estaba llamado a salir segundo pero fue sancionado tras estorbar a Kevin Magnussen en la Q1. A pesar de esta circunstancia, el australiano consiguió el sorpasso ante el piloto de Ferrari y se quedó a un paso del podio. Lando Norris, también de McLaren y segundo en el Gran Premio de Emilia-Romaña, no pudo evitar la enésima victoria de Max Verstappen.

"Ha sido un fin de semana muy difícil para mí. Ayer, después de la clasificación, vimos un par de problemas en el coche que seguramente nos hayan afectado hoy. No es la carrera en casa, delante de los tifosi, que me hubiese gustado tener. Hemos sufrido con el balance, con la aerodinámica y con el motor, así que ya sabía que iba a ser complicado. Lo importante es encontrar los problemas, resolverlos y tener todo nuevo de cara a Mónaco", analizó.

Sus palabras denotan cierta frustración y, sobre todo, una importante dosis de resignación. "Cuando falta ritmo, la estrategia nunca va a ser fácil. Hemos intentado alargar para ver si podíamos extender para un safety car, pero al final no hemos podido porque Russell también ha parado y nos ha hecho el undercut. Perder posición con Piastri y con él hubiese sido demasiado. Hemos tenido que parar y protegernos", apuntó el madrileño.

Pese a todas las circunstancias que han afectado el rendimiento de Sainz en Imola, puede estar mucho más satisfecho que su compatriota Alonso, quien ha vivido un calvario en tierras italianas -especialmente desde el sábado-. El asturiano se marcha de vacío y baja a la novena posición de la general con 33 puntos (¡qué ironía). Carlos, por su parte, es quinto con 93 y tiene un colchón importante respecto a sus perseguidores.