Un histórico UCAM Murcia apaga el infierno verde del Unicaja y jugará la final ACB (70-79)
Era ganar o morir. Y el UCAM eligió la proeza de asaltar de nuevo la capital de la Costa del Sol, de apagar el infierno verde cuando las llamas más le abrasaban. De escribir páginas de oro en una nueva historia de David contra Goliat. Murcia entera está en las calles, se prepara ya para medirse al Real Madrid mientras el Unicaja llora sus heridas después de una nueva decepción en su casa, ante su afición. Una que le despidió cantando el himno a capela. No se merecía esta derrota, aunque su equipo sí.
Y eso que su salida fue apoteósica. Acusado de no rendir ante la presión en los partidos decisivos como anfitrión, envió un mensaje claro con el 10-0 de salida, donde Perry, con ocho puntos, rompió la zona 1-3-1 como el que el que pela pipas. No le quedó otra a Sito Alonso que poner freno a ese rodillo y llamar a filas a los suyos. Ennis tomó la iniciativa, pero sus siete puntos no pudieron reducir la desventaja, que se quedó en 25-14 al término de los diez primeros minutos.
Todo parecía rodado para los locales, pero al UCAM hay que ganarles varias veces en un mismo encuentro. Fue cambiar la defensa, aún en zona, pero 2-3, y llenar de oscuridad a los malagueños. Se quedaron sin anotar cinco minutos, lo tuvieron que hacer desde la línea de personal... y la ventaja dio un vuelco (27-29, min. 17). Caupain se gustaba, pero apareció Kalinoski y el Unicaja aún pudo marcharse al descanso por delante (32-31).
Era tan goloso el premio, disputar una final por el título de la ACB, que la intensidad en pista subió muchos enteros, como si no hubiera un mañana. Porque, realmente, no lo habría para el perdedor y nadie quería marcharse ya de vacaciones. De ahí la agresividad al cargar el rebote ofensivo, las muñecas rígidas, los nervios, las caras de sufrimiento... Se supone que el factor cancha está para esos momentos, y más en un Palacio como el del Carpena. Pero la leyenda del tembleque del Unicaja ante los suyos apareció de nuevo para beneficio de un UCAM entregado a Caupain y que entró al último y definitivo cuarto 52-55.
La historia de los dos primeros partidos parecía repetirse peligrosamente para los locales. Pero Alberto Díaz, el corazón malagueño, no estaba por la labor y se echó el equipo a sus espaldas con dos triples y un robo que llevaron a un 9-0 de parcial (63-55, min. 32).
Lejos de entrar en barrena, los universitarios, con Sant-Roos y Ennis de estiletes, reaccionaron a pesar de la presión ambiental. El infierno verde hacía ruído, pero más aún los puntos murcianos (70-75, min. 38). Y a pesar de los intentos a la desesperada de los malagueños, no hubo forma de acertar y el UCAM se convirtió en finalista de la ACB al ganar 70-79.
Los mejores
Caupain y Ennis, ambos con 19 puntos, fueron los máximos anotadores de los ganadores, con buen apoyo de Sant-Roos, autor de 10 puntos. De nada sirvieron los 14 de Perry, los 12 de Osetkowski o los 10 de Sima. El 12/37 en triples les mató.