Luka Doncic, una estrella que sólo brilla en solitario
Es un fracaso, se mire por donde se mire. Que los Mavericks, favoritos para disputar las finales del Oeste, no tengan postemporada no puede calificarse de otra manera. Y menos aún cuando en febrero revolucionaron de nuevo el equipo para añadir a Kyrie Irving (31).
Pero Irving tampoco ha sido capaz, desde su salida de Cleveland, de formar parte o liderar un equipo ganador. Ni en Boston ni en Brooklyn se ha hablado de él como gran jugador sino por sus polémicas extradeportivas.
La cuestión es que juntarlo con Doncic para formar uno de los perímetros más peligrosos de toda la NBA parecía buena idea. Pero el esloveno también necesita la bola y no han sido capaz de adaptarse el uno al otro.
Para Luka, el problema es que corre el riesgo, y cada vez son más los exjugadores y analistas que piensan así, que no es capaz de convivir con otra gran estrella. Su primer año con Nowitzki no sirve de referencia porque el alemán ya estaba de despedida. Le trajeron luego a Porzingis, pero no cuajó ni a nivel personal ni profesional.
Cuando el gigante letón fue despedido por su poca sintonía con Doncic, los Mavs mejoraron y el año pasado llegaron a su tope. Pero no han podido seguir por ese camino. De ahí que Mark Cuban, el dueño, decidiera que ya no se iba a jugar para ganar ningún partido, que había que volver a reinventarse.
El top10 protegido, la clave
Con escasas opciones para conseguir la décima plaza y jugar el play in, Cuban le dijo a su entrenador, Jason Kidd, que se olvidase de alinear a los mejores hombres, que era mejor perder contra los Bulls. Y en el último encuentro de la fase regular, también intentarán ser derrotados por los Spurs.
Todo para tener las máximas probabilidades de conseguir un Top10 en el próximo draft. Si su selección fuese más baja iría a parar a los Knicks, precisamente por el traspaso de Porzingis. La clave está en que los primeros cuatro puestos del draft se sortean entre los 14 equipos que se han quedado fuera de los playoffs. Y ser uno de los diez con peores registros casi te garantiza quedarte con un jugador de entre los diez primeros.
El denominado tanking, perder a propósito, es una realidad para Dallas porque Doncic no ha sido capaz de llevar a la franquicia a otro nivel. Si la suerte les sonriera y les tocara el número 1, que será Wembanyama, otro gallo podría cantar... siempre que el 77 sea capaz de adaptarse a otra gran estrella.