Apenas 26 son los segundos que separan a los dos grandes favoritos al triunfo en París después de la etapa del Tourmalet.
Vingegaard, y su equipo, querían volver a probar las sensaciones de Pogacar, que se mostró débil el miércoles. Pero la respuesta del esloveno fue extraordinaria.
"Estoy muy contento, siempre es bonito volver a vestirse de amarillo", decía con tranquilidad el nuevo líder del Tour de Francia, aunque con cierta preocupación por la recuperación de su rival.
"Queríamos probarle para ver como se sentía, pero suponía que estaría mejor que ayer. Quería ganar la etapa, pero Pogacar estuvo muy fuerte y se lo mereció", reconoció sin tapujos.
Aún hay carrera, por tanto, sin saber quién de los dos está mejor. "Es pronto para decirlo. Estoy como quiero estar y el Tour es muy largo, todo puede pasar", señaló el danés.