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Sepp Kuss culmina su hazaña y Jumbo se da un paseo triunfal por las calles en Madrid

David Alonso
Sepp Kuss y sus compañeros del Jumbo, tras la llegada en Madrid.
Sepp Kuss y sus compañeros del Jumbo, tras la llegada en Madrid. AFP
Con honores. Así ha concluido el norteamericano de 29 años su gesta en la Vuelta a España 2023. Por una vez cambió el escudo, que tantas veces ha usado para defender a sus líderes de equipo, por lanza. El escudero se ha transformado en hidalgo y su aportación ha sido tan altruista durante tanto tiempo que todos han respetado el cambio de rol de este escalador que siempre sonríe y que habla español por su matrimonio con una catalana. La última etapa se la llevó el australiano Kaden Groves al sprint.

Nadie imaginaba, tal vez ni él mismo, antes de empezar un final de cuento como el visto en la pasarela Cibeles de la última etapa en Madrid. Kuss era reconocido de forma unánime como el mejor gregario del mundo pero tal vez ni él mismo se veía liderando un transatlántico como el Jumbo-Visma. 

La carretera y sus piernas le han ido concediendo galones y reconocimiento. Durango Kid, como es conocido por ser originario de esa ciudad del estado de Colorado y por la saga de comics del mismo nombre, empezó a creerse importante a medida que avanzaba la carrera. Poco a poco salió de la larguísima sombra que proyectaban Roglic y Vingegaard. Tuvo que vencer a los rivales y las dudas de su equipo sobre un liderazgo sólido con dos colosos al lado. Con todo ello ha podido el estadounidense.

 

Kuss es un tipo carismático. En las salidas y llegadas de la Vuelta cada vez era más solicitado por aficionados y medios de comunicación. El currante leal fue creyendo cada vez más en sí mismo y en sus posibilidades. La misión, entonces, era convencer a su equipo de que él también podía ser un grande. Ya nadie le verá igual. Ha recogido la recompensa a una vida de esfuerzo y generosidad. 

Jumbo aprovechó el último día para lucir su inmenso poderío y por las calles de la capital pasearon su jerarquía el ganador del Tour (Vingegaard), el del Giro (Roglic) y el de la Vuelta (Kuss). La pregunta que surge ahora es si el gregario convertido en campeón perderá su nueva condición o será un líder más en un equipo plagado de campeones.