Habían pasado tres largos meses desde que la Champions League se tomó su habitual descanso, pero qué mejor manera para regresar que con uno de los mejores partidos que se pueden ver en el mundo del fútbol actualmente.

Aunque posiblemente al Paris Saint Germain, un equipo diseñado por el estado de Catar con el único objetivo de conseguir la orejona, le habría gustado que pasara más tiempo, puesto que no podía afrontar los octavos de final en un peor momento: con cuatro derrotas en lo que va de 2023 y con noticias sobre un ambiente en el vestuario lejos de ser el idóneo para encarar la parte más importante de la temporada.

Para más inri en el PSG, Lionel Messi llegaba entre algodones y la máxima estrella parisina, Kylian Mbappé, se vio obligado a partir desde el banquillo, por más juegos mentales que vinieran de Francia en los días previos de si iba a recuperarse de su lesión a tiempo o no.

Enfrente llegaba el Bayern en una situación totalmente opuesta, inmerso en una temporada casi impecable como demuestra el hecho de que solo había perdido un partido en el presente curso, y fue allá por mediados de septiembre, y había completado una fase de grupos impoluta con pleno de victorias, para desgracia del Barça.

El Bayern, muy superior en la primera parte

Si bien es cierto que la última vez que ambos equipos se habían medido fueron los galos quienes se llevaron el gato al agua hace dos años, el recuerdo lejano de la final perdida contra el propio equipo alemán en aquella extraña edición de la Champions de 2020 marcada por la pandemia todavía sobrevolaba el Parque de los Príncipes y de esto fue plenamente consciente el Bayern, que saltó al terreno de juego con un dominio aplastante como si jugara en su Allianz Arena.

Y estuvieron a punto los germanos de tener el inicio soñado cuando un ex del PSG como Choupo-Moting probó suerte desde fuera del área recién comenzado el encuentro, pero su disparo salió desviado por muy poco.

Obligados por las circunstancias, los franceses se veían forzados a aguantar atrás como podían e intentar salir a la contra alguna contra las pocas veces que recuperaban el balón. Cuánto echaron de menos las galopadas de Mbappé con la enorme cantidad de espacios que el Bayern dejaba atrás al estar plantado la mayor parte del tiempo en campo rival.

Pero el dominio teutón no se traducía en peligro real porque al llegar al área se les bajaba la persiana a sus jugadores más habilidosos como Musiala y Coman y no encontraban apenas huecos ante la defensa liderada por Ramos y por Marquinhos, por lo que tan solo un tiro lejano de Kimmich inquietó realmente a Donnarumma.

Aunque para tranquilo, Sommer, que no tuvo que intervenir ni siquiera en una falta peligrosa que un Messi gris y desaparecido durante todo el partido (igual que Neymar) estrelló contra la barrera segundos antes del descanso.

Alphonso Davies, impacto inmediato

Tanto Galtier como Nagelsmann vieron el lateral como punto a mejorar a la vuelta de vestuarios y dieron entrada a Kimpembe por Hakimi y a Davies por Cancelo, lo que le dio más resultado al segundo que al primero porque, aunque el equipo local mejoró sus prestaciones en los primeros minutos de la reanudación, el canadiense volvió a demostrar una vez más por qué es catalogado como uno de los mejores en su puesto del mundo.

En el fútbol de hace unas décadas estaba tajantemente prohibido por los entrenadores que los dos carrileros se incorporasen al ataque al mismo tiempo, pero el fútbol de hoy en día es otra cosa y gracias a romper esas barreras tácticas llegó el gol del Bayern. Davies centró desde la izquierda al segundo palo, donde apareció Coman para, como sucedió en la final de 2020, castigar a sus ex batiendo a Donnarumma, aunque el italiano pudo hacer bastante más para evitar el tanto rival.

Mbappé entró en escena y todo cambió

Estaba sufriendo el PSG, por lo que fue el momento de que entrara el héroe local para júbilo de su afición, que estaba viendo cómo los suyos no llegaban ni al área rival. Aunque esto lo que generó fue que, aunque los galos mejoraron exponencialmente en ataque y de repente empezaron a pisar campo germano, el partido se rompiera, porque escasos minutos más tarde Choupo-Moting tuvo el 0-2, pero su disparo se estrelló en el poste y luego el guardameta transalpino evitó un cabezazo de Pavard.

El Bayern estaba mereciendo sentenciar, pero la mera presencia del, para muchos, mejor del mundo como es Mbappé es suficiente para que un partido pueda dar un giro de 180 grados. Lesionado, dolorido o incluso cojo, da igual, del ex del Mónaco salió la práctica totalidad del peligro parisino.

Primero protagonizó una de sus habituales arrancadas a la velocidad del rayo para acabar encontrándose con un Sommer que le ganó la partida, y luego llegó a marcar dos goles que fueron anulados por sendos fueras de juego, lo que metió el miedo en el cuerpo de los hombres de Nagelsmann, que se echaron atrás (o les echaron atrás, más bien) y sufrieron de lo lindo en los minutos finales. Messi pudo marcar su típico gol desde el punto de penalti tras un pase desde la izquierda de Nuno Mendes, pero Pavard rechazó el tiro y certificó que no había sido el partido del argentino.

Precisamente el jugador francés del Bayern, que había estado imperial, manchó su gran actuación con una fuerte entrada sobre el campeón del mundo a última hora que supuso su expulsión por segunda amarilla, pero no cambió un resultado de 0-1 con el que los alemanes dieron un importante paso adelante de cara a su futuro en la Champions. De momento, les vale un empate en la vuelta, aunque la más que probable presencia de Mbappé como titular en Múnich hace que cualquier parecido con lo que se vio en el Parque de los Príncipes, especialmente durante las tres primeras cuartas partes del choque, sea pura coincidencia. 

Jugador Flashscore del partido: Coman.

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