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Cuando la fiebre del Subbuteo se apodera de una ciudad inglesa

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Cuando la fiebre del Subbuteo se apodera de una ciudad inglesa
Cuando la fiebre del Subbuteo se apodera de una ciudad inglesaAdrian DENNIS / AFP
Enojado, Rudi Peterschinigg estampa contra el suelo a su portero de plástico. Su dedo ha temblado y este veterano jugador de fútbol de mesa ha concedido el golpe franco que condena a su país a la prórroga en uno de los cuartos de final del Mundial de Subbuteo.

Durante tres días, 300 jugadores de 26 países han participado en el torneo celebrado en Tunbridge Wells, sur de Inglaterra, donde se inventó el Subbuteo, popular juego de fútbol de mesa, en 1946.

"No voy a decir que es el mejor fin de semana de mi vida, pero ciertamente está en el Top 2", dice satisfecho el australiano Hughie Best, 58 años, llegado de Perth para participar y comentar un evento que atrajo a más de 5.000 curiosos.

"Para algunos de ellos es una especie de peregrinaje", asegura Stewart Grant, uno de los portavoces de la Federación Inglesa de Subbuteo, organizadora del torneo.

Con la llegada de los videojuegos, este juego de destreza y de estrategia pasó de moda, pero gracias a los nostálgicos y a la nueva generación vive una segunda juventud, como lo demuestra el hecho de que el torneo organizado en 2024 haya sido el mayor de todos cuantos se han celebrado hasta el momento.

"Es genial, se puede controlar la pelota y la potencia con tus propias manos", comenta Harry Brown, un jugador de 12 años que ha acudido como espectador. "Me gusta que se pueda pintar a los jugadores y cambiarles de equipo".

El coleccionismo forma parte del interés por este juego: muchos acumulan equipos, cuidadosamente pintados a mano, gradas, aficionados, proyectores, trofeos y carteles de partidos sin forzosamente jugar.

El efecto confinamiento

Para el joven inglés Alex Scott, el Subbuteo es "mucho más divertido" que los videojuegos. Lo que más le gusta es el "lado competitivo" del juego y la oportunidad de "viajar por todas partes para conocer gente".

Su padre, Justin, dirige un club en Wolverhampton. Como muchos otros presentes en el torneo, dice constatar un aumento de los practicantes del fútbol de mesa.

Durante el confinamiento por la pandemia de Covid-19, "mucha gente encontró su Subbuteo en su desván" y "luego buscaron un club cuando todo se reabrió", explica.

Como en el fútbol, se trata de marcar más goles que el rival, pero para conseguirlo no es necesario calzar unas botas. Basta con tener unos dedos ágiles para dar capirotazos a las figuritas que representan a los futbolistas, con el fin de desplazar el balón sobre la mesa y acabar propulsándolo al fondo de la red de la portería adversaria.

El domingo, durante el torneo, dos pesos pesados de la Premier League inglesa, Manchester City y Arsenal, se enfrentan a unos cientos de kilómetros, sobre un verdadero terreno de juego.

Pero en el polideportivo de Tunbridge Wells, todos los ojos están puestos en una mesa de juego de color verde intenso.

Juego para niños

Los ánimos se caldean en varias ocasiones, sobre todo tras un gol inglés contra los italianos que es anulado de manera polémica.

Una decepción rápidamente olvidada cuando Bob Varney marca el gol de oro en semifinales para el equipo de veteranos ingleses contra sus homólogos belgas. El goleador se encuentra, en segundos, rodeado de decenas de compañeros y espectadores para celebrarlo.

"Recuerden que se trata de un juego de mesa para niños, recomendado para los 7-11 años. Es lo que pone en la caja", bromea el inglés.

Esta actividad, no obstante, puede conllevar cierto riesgo. Varney juega con un apósito en el pulgar luego de haberse lesionado al realizar una atajada. Este jugador, que se autocalifica en tono de broma como "héroe ensangrentado", no puede impedir después la derrota de su equipo en la final frente a Italia.