Alves, en prisión sin fianza desde el pasado 20 de enero, compareció este lunes ante el juez que lleva la investigación a petición propia, según informaron sus abogados en un comunicado.

"Aseguró que en un principio no contó lo sucedido y negó el contacto sexual porque su única prioridad era salvar su matrimonio", señala el comunicado.

Alves dijo al juez que hubo un interés inmediato y tensión sexual entre él y su acusadora.

"Él dijo que todo lo que pasó dentro del baño fue un acto libre y voluntario. Hicieron el amor y (ella) no dijo en ningún momento que pararan", añade el comunicado.

Alves había negado previamente cualquier encuentro sexual con la mujer que presentó una denuncia en enero por una supuesta agresión sexual en un baño de una exclusiva discoteca de Barcelona.

Dos semanas antes de su detención en enero, Alves dijo en un vídeo enviado al canal de televisión Antena 3 que no sabía quién era la mujer.

En febrero, el tribunal rechazó la petición de Alves de ser puesto en libertad.

Un portavoz del juzgado de Barcelona donde Alves declaró el lunes declinó hacer comentarios.

El abogado que representa a la presunta víctima y un portavoz de la fiscalía no respondieron a una petición de comentarios.

El caso ha atraído una gran atención en España, en parte por el protagonismo de Alves, pero sobre todo porque las agresiones sexuales han seguido siendo un tema político dominante desde la violación en grupo de una adolescente en 2016 durante los encierros de San Fermín, que llevó al endurecimiento de las leyes contra la violencia sexual en el país.

En España, una denuncia por violación se investiga bajo la acusación general de agresión sexual y las condenas pueden conllevar penas de cárcel de entre cuatro y 15 años.

Tras su detención, Alves, que ha jugado en el pasado en equipos como el Barcelona y el París Saint Germain, fue despedido por los Pumas mexicanos, y su esposa, la modelo Joana Sanz, le abandonó.