"Creo que Miami va a volver a ser algo diferente. Ahora va a estar relacionado con la pista. Creo que el rendimiento - Mercedes, Ferrari y Aston Martin - está tan cerca que cada fin de semana va a ser diferente, haciendo que uno de los equipos esté un poco por delante dependiendo de las características", reflexionaba Fernando Alonso tras competir en Bakú. 

"Aún no sé si Miami será bueno para nosotros o no. Si hace calor como debería y hay mucha degradación, normalmente son buenas noticias para nosotros", añadía. 

Con todo, y a pesar de reconocer el ovetense que su monoplaza estuvo "con un rendimiento inferior al de las tres primeras carreras, con problemas de DRS también", tampoco quedaron tan lejos de las plazas de honor. "Aun con todos los inconvenientes, nos quedamos a un segundo de Charles Leclerc". 

Lo que quiere decir que en Aston Martin no se han quedado de brazos cruzados, ni mucho menos. "Nunca nos rendimos los domingos".

Compañerismo nunca visto

La relación entre Alonso y su compañero de equipo, Lance Stroll (24), es una rara avis en el competitivo mundo de la Fórmula 1, donde tu primer rival es el que viste igual que tú y se encuentra al otro lado del garaje. Pero en la escuadra verde, no parece ser así. 

El canadiense, como se escuchó por radio, les dijo a sus ingenieros cuando se encontraba detrás del asturiano que no iba a atacarle, que se quedara tranquilo. Unas vueltas después, le devolvió el favor el español indicándose a sus técnicos que su reparto de frenada funcionaba muy bien y que se lo dijeran al canadiense para aplicarla en su coche. 

El jefe de equipo, Mike Krack, celebró estos mensajes y el buen rollo que hay entre los dos. "Es fantástico. Muestran su madurez. Han comprendido que nuestros rivales no son el coche verde, así que si mantenemos esta armonía entre los dos solo tendremos beneficios a largo plazo".