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El Barça sigue en estado de reconstrucción a un año de la contratación de Xavi Hernández

Rafael Gómez
Xavi dirigue al Barcleona en el Camp Nou
Xavi dirigue al Barcleona en el Camp NouProfimedia
El entrenador de Terrasa instauró un sistema de juego atractivo en el Camp Nou. Sin embargo, las dos eliminaciones en la fase de grupos de la Champions y la posterior caída en la Europa League con el Fránckfurt ponen en tela de juicio su gestión

Xavi Hernández completó su primer año como entrenador blaugrana. El de Tarrasa, que llegó el 6 de noviembre a la Ciudad Condal después de un exitoso paso por Qatar, intenta, toda vía, ajustar las piezas de un automóvil averiado. 

El Barcelona carbura, pero no acelera. La mejoría es evidente: el club es líder parcial de LaLiga -falta el juego del Real Madrid contra el Rayo-. Encontró solvencia ofensiva. Con Busquets en baja, consiguió variantes. Impulsó a Gavi. Estableció a Pedri. 

En materia táctica, las visiones y los avances de Xavi son gigantes. El ADN de Cruyff está de regreso en el Barcelona. El tiki-taka, la posesión, la constante creación de acciones de peligro. El Barça procura ser clásico. Sumar. Acercarse al Real Madrid. 

Otro punto positivo que exhibe Xavi es el manejo del vestuario. Ronald Koeman, antecesor de Hernández en el banquillo culé, sufrió, y bastante, para controlar la lucha de egos del conjunto. Las discusiones con los capitanes, las variantes tácticas, las apuestas por jugadores que no estaban en plenitud catapultaron la salida del neerlandés, que regresó a la naranja mecánica luego de su aprubto paso por Cataluña. 

Hernández, en contraste, llevó con calma las aguas del grupo. Al igual que Koeman, el de Tarrasa tomó decisiones complicados -como la de aceptar el declive de Piqué- y, poco a poco, le ha quitado poder a las "vacas sagradas del vestuario". La delicada cuestión, que también pasa por las oficinas culés -ninguno de los capitanes aceptó una rebaja salarial-, no afectó los ánimos del grupo, que demuestra ínfulas de unidad. 

Los títulos, la mancha

Los títulos son el punto que le falta a Xavi para pasar de aceptable a sobresaliente. No ha sido fácil llegar a un Barcelona en reconstrucción. La era post Messi se hace eterna. Aún no son palpables los trofeos en las vitrinas del Camp Nou y la afición empieza a impacientarse. 

Aunque la directiva de Joan Laporta confirmó su apoyo a Hernández y perdonó las caídas en el clásico y en la Champions, existe un límite que pone al entrenador de Tarrasa contra la espada y la pared: en caso de pasar en blanco la temporada, saldrá del banquillo culé. Está avisado. 

La doble temporada que despierta el parón del Mundial de Catar 2022 le permite a Hernández planificar lo que resta de la campaña con hambre de gloria. LaLiga es el objetivo principal. La Europa Legue el secundario. La Copa del Rey no vendría para nada mal.

Por fortuna para él, la clasificación a la Europa League abre un nuevo frente de batalla. La competición internacional atrae las miradas de los blaugranas, que ven en el certamen una oportunidad para cortar la racha de casi dos años sin alzar un trofeo.