El Bayern acaba con el PSG en una nueva decepción europea de los parisinos (2-0)
Como es habitual teniendo en cuenta el juego histórico del Bayern de ataque total, los germanos salieron a dominar y a jugar siempre que pudieran en campo contrario. Conscientes, eso sí, del riesgo que corrían al dejar espacios atrás ante el, posiblemente, peor adversario del planeta Tierra al que regalar una autopista de alrededor de 50 metros como es Kylian Mbappé, que ya tuvo la primera nada más empezar el partido cuando él mismo inició y culminó un contragolpe.
La idea de los franceses era clara. Cerrar con tres centrales, defender en bloque medio con la ayuda de Vitinha, Verratti y Fabián Ruiz en la medular y tratar, con la ayuda de Messi entre líneas, de aprovechar los puñales que formaban tanto Hakimi y Nuno Mendes por las bandas como Mbappé en la punta para llegar lo antes posible al área de Sommer.
Pero, puede que por saberse por encima en la eliminatoria o por la enorme influencia que un solo jugador como Mbappé genera en sus adversarios, el equipo alemán no era el mismo que el que dio un recital en el Parque de los Príncipes. A los 20 minutos, el dominio inicial pasó a mejor vida y, aunque los locales no dejaron de intentarlo, el PSG comenzó a creerse que también podía mandar en el juego.
En una de las llegadas de los galos, Messi pudo poner el 0-1, aunque le faltó la décima de segundo de más dentro del área que tenía en sus mejores años y primero Davies y luego Sommer se encargaron de detener al argentino.
De Ligt, providencial para el Bayern
Aunque esa no fue ni mucho menos la ocasión más clara del PSG. Esta vino tras un grotesco error de Sommer, que se hizo un lío tratando de sacar un balón jugado y vio cómo Achraf le robaba la cartera. El esférico le cayó a Vitinha que, con el portero rival ya batido, lo tenía todo para marcar, pero entonces apareció el 1,89 de De Ligt, que estiró su pierna todo lo que pudo para sacar bajo palos un gol cantado que su afición celebró casi más que los dos goles que verían más tarde.
Tras el descanso, ya se pudo intuir que quizá no iba a ser la noche del equipo parisino. Mukiele, que había sustituido al lesionado Marquinhos en el minuto 36, tuvo que ser reemplazado en el vestuario por el joven Bitshiabu. Fue un augurio de lo que estaba por venir.
Porque el Bayern, que no quería sustos de ningún tipo en un encuentro que tenía más o menos controlado (si es que eso es posible ante un equipo con tanta calidad) dio un paso al frente para hacer valer su condición de local.
A la cuarta fue la vencida para Choupo-Moting
Tuvo que esperar, eso sí, porque en el comienzo de la segunda parte es probable que a Choupo-Moting le viniera a la mente aquello de "elegí un mal día para dejar de fumar". En cuestión de apenas cinco minutos, primero el camerunés se durmió en el área para desaprovechar un jugadón de Musiala. Luego, impidió estando en fuera de juego un gol cantado de su equipo y, para terminar, pareció haber marcado él de cabeza pero Müller, que también estaba en posición antirreglamentaria, quiso disputar el balón en el último momento y el asistente anuló el tanto.
Pero el futbol casi siempre da segundas oportunidades y no iba a ser diferente con el delantero africano que, a la hora de partido, empujó a la red un regalo de Goretzka tras una imperdonable pérdida de Verrati en la frontal de su área.
Con la cómoda renta de dos goles, los teutones optaron por tener la trampa de esperar atrás para salir a la contra dando entrada a balas como Sané, Mané, Gnabry o Cancelo. Pero la inoperancia ofensiva de los franceses era tal, con un Mbappé desconocido y un Messi a años luz de su mejor versión, que sus dos oportunidades más claras llegaron de la cabeza de Sergio Ramos en dos saques de esquina, una de las cuales obligó a Sommer a hacer la parada de la noche en Múnich.
Era cuestión de tiempo que el Bayern cazara a su oponente y así sucedió en los compases finales, cuando Gnabry, a pase de Cancelo, certificó el 2-0 final y un nuevo fracaso del equipo financiado por Catar para meter a los suyos en cuartos de final y demostrar que es muy difícil comprar la grandeza con petrodólares.
Jugador Flashscore del partido: Goretzka.