Aquello de "no hay peor cuña que la de tu propia madera" resume a la perfección cómo Rubi, que formó parte del Barcelona del recordado Tito Vilanova, fue capaz de sorprender a Xavi y anular el ADN Barça. Como la kryptonita a Supermán, vamos. Con un tradicional 4-4-2 en ataque, que se convertía sin balón en defensa de cinco con Baptistao de lateral, cortocircuitó el sistema ofensivo rival, ocupando los espacios por donde debían aparecer los Gavi, De Jong o Ferran Torres para montar desde ahí los contragolpes. Si a la receta se le añade mayor intensidad en los duelos, precisión en los cambios de orientación y efectividad en el remate, el gol del Almería sería de justicia. Y como el premio sólo es para los valientes, no tardaría en llegar. 

Lo hizo en el minuto 23, cuando Ely robó un balón a Gavi, lanzó un pase en largo que El Bilal Touré cedió a Luis Suárez al tiempo que iniciaba el desmarque. El colombiano vio cómo ganaba la espalda a Christensen y dejó a su compañero en el mano a mano con Ter Stegen. El disparo, violento, se estrelló en el larguero para terminar entrando. De manual. Y muy merecido. 

El Barça seguía en el derbi madrileño

Porque el Almería salió con más mordiente, más agresividad, con las ideas más claras. Exceso de relajación en un Barça que parecía más pensar en lo bonito que se le podía poner el camino hacia el título si ganaba que en cómo conseguir esa victoria. 

Sólo Jordi Alba parecía entender la importancia del encuentro. Sus incursiones por la izquierda acabaron en un par de buenos centros, siempre buscando a Lewandowski, pero el polaco, que se cansó de tirar desmarques sin que le viesen, no estaba fino. 

Es más, pudo el Almería hasta marcar un segundo tanto antes del descanso. Baptistao llegó a un centro desde la esquina con una acrobacia más propia del gran Johan Cruyff. Su esfuerzo provocó la intervención en raya de gol de Ter Stegen, que se quitó como pudo la pelota. En el córner siguiente, Ely se encontró tan solo desde el punto de penalti que erró un remate franco. 

Con defensa de tres

De cara a la segunda mitad, tuvo que buscar Xavi una nueva fórmula y volver al clásico 4-3-3, sacrificando a Kessié para meter a Raphinha. Entre eso y proteger el magnífico tesoro que tenían en sus manos, el Almería fue embotellado, obligado a achicar agua sin descanso y a la espera de cazar alguna contra. Arriesgado tener tan cerca de su portería a un Barça, ahora sí, hambriento. 

Rondaba el peligro en los dominios de Fernando, pero el empate no llegaba, así que con Araujo y Marcos Alonso como hombres de refresco, los culés dejaron solo tres en la zaga. Más espacios que Suárez a punto estuvo de aprovechar con un disparo que rebotó en el pecho de Marcos. 

Pura impotencia para los catalanes, que abusaban de centros al área donde Ely, imperial todo el choque, y Babic, dominaban las alturas. Sólo el juvenil Alarcón pudo probar a Fernando que, cuerpo en tierra, atajó el balón con seguridad. Después, le faltó flequillo a Araujo para rematar un par de excelentes centros en el área pequeña. Aunque también pudo sentenciar Embarba si hubiese acertado ante Ter Stegen en un mano a mano. 

Pero el marcador no se movió para regocijo de un Almería que sale del descenso con el triunfo y que deja al Barcelona perdiendo un punto dando vida extra al Real Madrid. 

Jugador Flashscore del partido: Leo Baptistao (Almería)

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