El Tyson contra Paul evidencia la pérdida de fuelle del boxeo profesional
La pelea de boxeo más esperada del año no será la que ponga el juego un título importante. El mundo se paralizará al principio de este fin de semana (la cartelera principal arranca a las 2.00 horas) con el regreso de Mike Tyson (58) al cuadrilátero 19 años después de colgar los guantes con récord de 50-6 (44 KOs). Una vuelta que ha despertado el interés de los más nostálgicos y de una juventud que, por lo general, ya no vibra de emoción con el noble arte.
Enfrente estará Jake Paul (27), un tipo que saltó a la fama por su desempeño como YouTuber y que, en 2020, compareció en su primer combate profesional. Desde entonces acumula un récord de 10-1 en el que sus víctimas han sido, principalmente, creadores de contenido y luchadores de artes marciales mixtas (MMA). La derrota le llegó ante Tommy Fury, único boxeador puro al que se ha medido y hermano del coloso Tyson Fury, lo que pone en entredicho su verdadera capacidad para doblegar a su rival de este fin de semana.
Sin duda, los amantes del deporte están emocionados con el show, pero la celebración de este engendro vestido de encuentro legítimo evidencia la pérdida de popularidad de la disciplina desde que perdió a su última mediática en 2017, cuando Floyd Mayweather (47) firmó su 50-0 con un KO técnico contra el artista marcial irlandés Conor McGregor.
En el caso de los pesos pesados, lejos quedan ya los campeonatos de los hermanos ucranianos Wladimir y Vitali Klitschko. Y más aún la época dorada de figuras históricas norteamericanas como Muhammad Ali, Joe Frazier, George Foreman, Joe Louis o Evander Holyfield.
La era del entretenimiento
De un tiempo a esta parte, el boxeo ha encontrado sus picos de atracción con eventos de exhibición en los que el entretenimiento primaba por encima de la competición. Uno de los que más han contribuido a ello ha sido el propio Mayweather, dedicado a llenar sus arcas de dinero vendiéndose al mejor postor desde el final de su trayectoria profesional.
El púgil de Míchigan, de hecho, peleó en México el pasado mes de agosto contra John Gotti III, nieto de un antiguo jefe de la mafia neoyorkina del mismo nombre. En 2020, incluso se enfrentó al hermano de rival de Iron Mike, Logan Paul, en un combate sin jueces.
Por otra parte, el hype creado con la vuelta al cuadrilátero del peso pesado de Brooklyn, incrementada por el retraso que provocó una enfermedad del neoyorquino (la pelea debió ser el pasado 20 de julio), ha reflotado los rumores sobre la posibilidad de volver a poner en marcha el tercer episodio de su confrontación con el hombre al que le mordió la oreja, Evander Holyfield, de 62 años de edad.
Pero, por encima de las citas con protagonistas exboxeadores están prevaleciendo las que tienen sobre la palestra a streamers cuya actividad está muy alejada del terreno deportivo, en la mayoría de los casos. El mejor caso está en España, donde la estrella de Twitch Ibai Llanos celebra anualmente La Velada del Año. En su cuarta edición, la de 2024, el evento batió el récord de espectadores simultáneos de la plataforma morada con casi 3,5 millones de pico de audiencia. Además, logró llenar el Estadio Santiago Bernabéu de Madrid con más de 80.000 asistentes.
Auge de la UFC
Una modalidad que no deja de crecer en popularidad entre los fanáticos del contacto y que empieza a ser el gran rival del boxeo profesional son las MMA, concretamente en el marco de la compañía más prolífica del mercado, la UFC. Encabezada por su presidente, Dana White, Ultimate Fighting Championship y su octógono han conseguido encandilar a un buen número de fieles.
Con animales competitivos y showmans de la talla de Ilia Topuria, Islam Makhachev, Alexander Volkanovski, Alex Pereira o Jon Jones como referentes, la industria de las artes marciales mixtas vive su mejor momento. La menor duración de los combates, el dinamismo de los movimientos y la mayor contundencia con la que se desempeñan los contendientes, están ayudando a ganarle terreno a los guantes grandes.
Esta es la realidad boxistica a nivel de difusión. Faltan ídolos mundiales, a los jóvenes les cuesta engancharse y cada vez tienen más actores externos tratando de arrrebatarle cuota de mercado. Por el momento, si no surge una nueva leyenda, habrá que conformarse con el Tyson contra Paul.