España no logra frenar el ímpetu teutón, pero se queda a un paso de los octavos (1-1)

Las Copas del Mundo tienen la peculiaridad de regalar a los aficionados partidos que podrían ser perfectamente la final anticipada desde la primera jornada, y el estadio Al Bayt fue la sede de uno de ellos.

España había entrado al Mundial de Catar dando un puñetazo encima de la mesa y asombrando al planeta fútbol con la goleada más amplia de su historia mundialista con el 7-0 a Costa Rica. La, en teoría, favorita para liderar el Grupo E, Alemania, venía de protagonizar una de las sorpresas del torneo cayendo por 2-1 ante Japón, lo que eclipsó el gran partido de los teutones las primeras tres cuartas partes del mismo, pero en el deporte profesional, y mucho más en un campeonato corto, el resultado es lo que cuenta y se encontraban con su primera “final” en su segundo partido en Catar, algo inesperado para Hansi Flick y sus chicos, aunque la victoria de los ticos ante los nipones de este domingo por la mañana les había dado aire y ya no estaban obligados a ganar sí o sí.

Dos selecciones con una idea de fútbol similar se volvían a ver las caras en lo que ya es un clásico internacional (este fue el encuentro número 26 entre ambos equipos y el quinto en un Mundial). Luis Enrique jugó al despiste cuando afirmó que haría cambios porque nunca repite un once, y fue verdad a medias porque Dani Carvajal, en sustitución de César Azpilicueta, fue la única novedad en la alineación titular del asturiano. Por su parte, Flick introdujo a Kehrer por Schlotterbeck en la defensa y, en especial, quiso reforzar el centro del campo con la introducción de Goretzka, que dejó en el banquillo a Havertz, por lo que Müller pasó a la posición de falso nueve, al igual que Asensio en España gracias a la gran movilidad y versatilidad de ambos.

Un ritmo vertiginoso desde el inicio

La batalla por dominar el balón y el centro del campo se antojaba determinante. Por eso, desde el inicio tanto Alemania como España presionaban tras cada pérdida sin dejar respirar al rival. Pero los de Luis Enrique comenzaron siendo mejores y cumpliendo con los deseos del seleccionador de mostrar personalidad y de tratar de dominar la escena sin ningún tipo de complejo.

De este modo, no tardó en llegar la primera gran ocasión. Dani Olmo, que conoce bien a la inmensa mayoría de los jugadores germanos, no lo dudó tras recibir un pase de Asensio en una larga jugada colectiva y, desde fuera del área y sin dejar que nadie le llegara a presionar, se sacó un latigazo que Neuer alcanzó a desviar ligeramente para que se estrellara con violencia contra el larguero.

Este susto, junto con otro disparo lejano de Jordi Alba que se fue desviado por poco, despertó a la Mannschaft, que tuvo sus primeras llegadas con cierto peligro, en parte beneficiándose de alguna pérdida de balón en zonas comprometidas de los jugadores españoles, cuya filosofía de sacar el balón jugado a como dé lugar siempre es innegociable, aunque a veces provoque amagos de infartos en sus aficionados.

La mejora en el juego germano estuvo cerca de tener premio en la principal faceta que diferencia a dos equipos tan parejos: el balón parado, que por mucho tiki taka que intente, al final Alemania siempre será Alemania y tendrá a futbolísticas muy físicos en sus filas. Una falta lateral botada por Kimmich de forma precisa encontró la cabeza de Rüdiger, que a su vez lo que encontró fue el fondo de las mallas. Pero, para alivio de los de rojo, el central del Real Madrid tenía medio cuerpo adelantado y el VAR anuló su tanto, aunque poco más tarde lo volvió a intentar en otra acción de estrategia, pero el marcador no se movería al final de los primeros 45 minutos. Fue interesante la estrategia del seleccionador español ante la superioridad física de los de Flick a balón parado, tirando la línea muy lejos de Simón para no permitir remates desde el área pequeña.

La entrada de Morata fue clave

Rüdiger estaba siendo un coloso y, aparte de incorporarse con peligro cuando podía, ayudó a que Asensio no pudiera encontrarse a gusto de falso nueve, lo que obligó a Luis Enrique a hacer un cambio táctico que le funcionó a la perfección y de inmediato. Al poco de comenzar el segundo tiempo, Álvaro Morata sustituyó a un apagado Ferran Torres para que el madrileño fijara a los centrales. No tardó ni 10 minutos en traducirse en gol. Un centro raso de Jordi Alba desde la banda izquierda lo aprovechó el atacante colchonero, que se adelantó a Süle y batió a Neuer para poner el 1-0 en el marcador.

Continuando con la partida de ajedrez, el tanto de Morata supuso que Alemania se volcara buscando el empate metiendo a jugadores de ataque como Sané o Niclas Füllkrug, lo que el técnico español trató de contrarrestar introduciendo a Koke por Gavi y a Nico Williams por Asensio para buscar las contras. Movimientos obvios por ambas partes, pero que dieron un mejor resultado a los de Flick.

Alemania se volcó en ataque y obtuvo su recompensa

Porque el entrenador germano, al jugar con piezas blancas, tuvo la ventaja sobre su homólogo y su propuesta logró el beneficio esperado. Primero avisó el eléctrico y activo Jamal Musiala (19), aunque su potente disparo se topó con el pecho de Simón. Alemania, muy superior en estos momentos del encuentro motivada por su necesidad, acabó embotellando a España y llegó lo inevitable. Tras un pase de Musiala tras otro error en la salida de balón de los españoles, Füllkrug se quedó en una situación clara y no tuvo dudas sobre lo que debía hacer. Como si del Torpedo Müller se tratase, el centrodelantero del Werder Bremen se sacó un obús con su pierna derecha que entró por la escuadra para premiar la osadía teutona. 

“Si alguien sabe competir es Alemania”, decía Luis Enrique en la previa, y se demostró una vez más. Tras el tanto del empate, aún hubo más alternativas, pero tanto Morata como Sané se durmieron en sendos mano a mano con los guardametas rivales y el 1-1 quedó como marcador final. Este resultado deja a España muy cerca del pase a octavos, puesto que un empate en la última jornada ante Japón sellaría la clasificación. Por parte de la Mannschaft, están obligados a ganar a Costa Rica y que la Roja no pierda ante el combinado nipón, por lo que es probable que las dos favoritas del Grupo E acaben entre las 16 mejores selecciones del Mundial.

Jugador Flashscore del partido: Musiala.

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