Cuesta encontrar dos países en la historia que hayan tenido tantos conflictos y guerras entre sí como Francia e Inglaterra. La cuenta oficial está en 35 en los últimos 1000 años, con más del doble de victorias británicas.
En fútbol, que en ocasiones es un espejo de la sociedad, sucedía algo parecido. De 31 enfrentamientos entre ambas selecciones, 17 victorias habían caído en el bando inglés, nueve en el galo y cinco empates. Todo un clásico, aunque con la paradoja de que, en Mundiales, solo se habían encontrado dos veces, en 1966 y 1982, y siempre en fase de grupos, por lo que los dos triunfos anglosajones previos no habían significado ningún trauma para sus enemigos íntimos.
Los precedentes históricos podían indicar una tendencia, pero la Francia actual, vigente campeona y que venía realizando un gran Mundial, saltó al terreno de juego del estadio Al Bayt sin complejos. ¿Qué miedo iba a haber teniendo uno de los mejores equipos del mundo y al, posiblemente, mejor jugador del planeta como es Kylian Mbappé?
Además, Didier Deschamps, en un ajuste táctico que no se ve demasiado a menudo últimamente por la tozudez de los entrenadores (o si no, que se lo pregunten a la España de Luis Enrique), no quiso tomar ningún riesgo en la salida del balón ante la presión de los jugadores ingleses y optó por que el portero Hugo Lloris, cuando se sintiera mínimamente acosado, sacara en largo buscando que su referente en el centro del ataque, Olivier Giroud, bajara los balones por alto. Unos cuartos de final no es el momento más indicado para regalarle ocasiones a tu adversario, y más viendo que la gran mayoría de las sorpresas de este Mundial se habían dado precisamente en la antepenúltima ronda del torneo.
Inglaterra no contaba con la aparición de Tchouaméni
De este modo, los Bleus quisieron dar el primer golpe que les dejara el partido de cara, y no tardaron demasiado en lograrlo. La calidad de la plantilla francesa es tal, que a sus rivales les acaban faltando hombres para frenar sus acometidas cuando buscan el gol. En una galopada de Mbappé hacia el centro dejando atrás a sus defensores (de las pocas que se lo permitió la defensa inglesa), el del PSG combinó con su compañero Dembélé, que a su vez encontró a Griezmann. Ya eran demasiados futbolistas de calidad a los que tener controlados, por lo que apareció en segunda línea Aurélien Tchouaméni que, libre de marca desde fuera del área, recibió el regalo del colchonero y se sacó un misil seco y pegado al palo ante el que nada pudo hacer Pickford, que encajó su primer gol desde el debut británico ante Irán.
Dio la impresión de que se jugaba a lo que querían los galos porque, tras ponerse por delante en el marcador, prefirieron optar por esperar atrás confiando en su defensa pese al hecho de haber encajado goles en todos sus partidos y en asestar alguna puñalada mortal en los contragolpes (algo que acabarían pagando a medias). Esto dio alas a los pupilos de Gareth Southgate, que se volcaron a buscar el empate, no en vano llegaban al cruce de cuartos como el equipo más goleador del torneo, con 12 dianas.
Los Tres Leones merecieron más
Así, la sucesión de ocasiones no tardó en llegar, con el atractivo duelo entre compañeros en el Tottenham, Harry Kane y Lloris, como factor determinante en el futuro del partido. El centrodelantero volvió a ser el faro de la ofensiva de los Tres Leones, aunque tendría que ser después de la reanudación cuando lograran el merecido empate.
Si en la primera mitad había sido el héroe, en el inicio de la segunda le tocó ser el villano. Tchouaméni zancadilleó a Saka dentro del área y todos los focos se centraron de nuevo en Kane, que no falló con un potente disparo para hacer justicia en el marcador y premiar el esfuerzo de los suyos.
Como se estaba jugando al ritmo que marcaba Francia, los Bleus volvieron a pisar el acelerador al ver el choque igualado de nuevo y se demostró que cuando quieren, pueden. Porque no tardaron ni un minuto en crear una nueva oportunidad, aunque Rabiot no acertó en la definición. La segunda parte fue mucho más atractiva que la primera, con alternativas para ambos equipos, aunque con el combinado británico con más y mejores ocasiones, como un remate de cabeza al palo de Maguire.
Si el defensor del Manchester United se topó con el poste, no sucedería lo mismo Giroud. Cuando peor lo estaban pasando los de Deschamps, un preciso centro desde la banda izquierda de Griezmann encontró la cabeza del atacante de Milan, que no erró adelantando a Francia con su cuarto gol en esta Copa del Mundo y 10 minutos por jugarse.
Kane tuvo el empate en un penalti que se fue a las nubes
Un partido tan emocionante y con dos rivales de enjundia debía tener su momento polémico, y no tardó ni dos minutos en llegar. Un empujón absurdo de Theo Hernández sobre Mason Mount no lo apreció en el momento el árbitro Wilton Sampaio, pero para eso llegó el VAR a nuestras vidas, que avisó al brasileño y decretó la segunda pena máxima del partido.
Era el momento de Kane, un jugador que, por su larga estancia en el Tottenham y salvo en la Champions League de 2019, cuando llegó a la final, no ha solido nunca tener la oportunidad de tener en sus botas el destino de su equipo en una cita importante. Quizás por este motivo, el ariete, a diferencia de su perfecto primer lanzamiento, envió el balón a las nubes del Al Bayt, alejando a la misma velocidad las esperanzas de su país. Las lágrimas de su afición lo decían todo. "Es el lanzador de penaltis del mundo con un repertorio más variado", afirmaba Lloris en la previa. Nunca una frase gafó tanto a un futbolista.
A pesar de este jarro de agua fría, los Tres Leones continuaron dejándose la vida y las pocas fuerzas que les quedaban para tratar de asestar el zarpazo que forzara la prórroga, algo que pudo lograr Rashford con un tiro de falta en el último suspiro, pero su disparo se fue ligeramente disparado. El dios del fútbol quería que Francia pudiera seguir optando a revalidar su título, algo que no se ve desde Brasil en 1958 y 1962, por lo que los galos, más efectivos que nunca, ganaron una nueva guerra y se enfrentarán a la sorprendente Marruecos el próximo miércoles en un duelo de selecciones que buscan hacer historia.
El partido de los récords
Con sus asistencia a Tchouaméni y a Giroud, Griezmann superó a Thierry Henry como máximo asistente de la historia de la selección francesa, con 28. Además, Lloris sumó su encuentro número 143, adelantando al ex de la Juventus o el Barcelona Lilian Thuram como futbolista con más internacionalidades en los Bleus. Por el lado inglés, el gol de Kane supuso igualar a Wayne Rooney con 53 tantos en la tabla de máximos goleadores de la historia de Inglaterra, aunque el penalti fallado habría supuesto liderar esta lista.
Jugador Flashscore del partido: Griezmann.
Aquí puedes consultar todas las estadísticas del Inglaterra-Francia.