Ferretti: "Si un jugador en activo sale del armario, probablemente se acabe su carrera"
"Siempre ha habido homosexuales en el fútbol. Todos ellos, como yo, tuvieron que protegerse, ocultarlo para sobrevivir en el fútbol, de lo contrario sus carreras se verían comprometidas", afirma Emerson. "Yo nunca quise correr ese riesgo, y por eso fue un proceso muy solitario y doloroso", agrega.
Han pasado 17 años desde su retirada como jugador del Vitória, pero Ferretti sigue viendo el fútbol como un entorno hostil para las personas LGBTI. El exportero afirma que probablemente tomaría la misma decisión que entonces.
"Sigue siendo difícil. Si algún jugador en activo sale del armario, probablemente se acabe su carrera. Las oportunidades se cierran por varias razones. Si empiezo a hablar de ello aquí...", lamenta.
El máximo mandatario de la entidad habló con este medio durante la Confut Sudamericana, en Río de Janeiro. Al día siguiente, Emerson viajó a Manchester para participar en un acto de celebración de la unión entre el Esquadrão y el Manchester City, ambos gestionados por el City Group, propietario del SAF tricolor.
Legado para el fútbol y la sociedad
El citado Emerson decidió revelar su homosexualidad para servir de ejemplo y naturalizar la presencia de gais en el deporte. "Me di cuenta de que podía dejar un legado para el fútbol y la sociedad. El fútbol está un poco más atrasado que la sociedad en términos de progreso social. Tenemos que propiciar ese progreso, ese debate", explica.
"Hoy seguimos siendo noticia por ser los primeros. Cuando rompemos barreras, rompemos burbujas, acabamos convirtiéndonos en una referencia, llevamos a mucha gente a reflexionar, a la sociedad a debatir. Llegará un momento en que una persona LGBT en el fútbol dejará de ser noticia", apunta.
E. Ferretti ha tenido una exitosa carrera en el fútbol. Además de los grandes clubes que figuran en su currículo, ganó la Copa de Brasil de 1999 con el Juventude y conquistó el Balón de Plata al mejor portero del Brasileirão de 2001 con el Bahía.
"Cuando hay alguien que habla de ello, provoca la reflexión y demuestra que mi sexualidad, por ejemplo, no me impidió ser un portero que jugó en grandes clubes, ganó títulos, se convirtió en un ídolo y fue a la selección brasileña. Tuve una carrera normal, como cualquier otro deportista", subraya.
"La sexualidad no ha interferido en absoluto en mi competencia como atleta. Eso hay que naturalizarlo. Porque van a surgir otros atletas LGBT con talento, y sus carreras no pueden acabar por eso. Así que hoy ya hay una referencia, está Emerson. Pronto, si Dios quiere, tendremos más, hasta el punto de que ya no será un problema".
Progreso gradual
Aunque sigue considerando el fútbol como un escenario de riesgo para un jugador LGBT, Emerson Ferretti ve progresos cuando compara la realidad actual con la de cuando se convirtió en futbolista profesional en 1991, en el Grêmio.
"Era una época diferente en el mundo, todavía no había internet. Había mucho tabú, la homosexualidad aún se consideraba una enfermedad, los gais eran considerados ciudadanos de segunda clase. Había muchos más prejuicios que hoy, era mucho más difícil que para alguien que sale del armario ahora", afirma.
"Hoy, la homofobia es un delito penal. La legislación ha cambiado, porque antes protegía a los homófobos. Podías ofender a alguien y no cometer un delito. Hoy puedes ser castigado", se congratula.
La pérdida de puntos como solución
Incluso con los recientes avances, la homofobia en los estadios sigue siendo una triste realidad en el fútbol brasileño, con gritos de "maricón" y cánticos ofensivos en partidos de todo el país. El Reglamento General de Competiciones de la CBF prevé la pérdida de puntos en estos casos, pero los clubes suelen pagar multas de un máximo de 40.000 reales (6.385 euros).
En la sanción más severa, se ordenó al Corinthians jugar un partido con las puertas cerradas tras los cánticos homófobos de su afición en el derbi contra el São Paulo. Para Emerson Ferretti, las consecuencias deben ser más duras para lograr resultados significativos en la lucha contra la LGTBIfobia.
"Cuando se llegue a este nivel, tal vez la gente se dé cuenta de que no puede cometer estos actos porque estaría perjudicando a sus equipos. Por desgracia, mucha gente sólo aprende del dolor", agrega.
"Cuando el club del corazón de estas personas sea castigado , y de repente pierda un título o descienda porque perdió puntos por gritos homófobos, quizá entiendan que no pueden hacer eso. Desgraciadamente, va a tener que ser a través del dolor, de la mano más rigurosa del castigo, ya que la educación no funciona para mucha gente."
El deber de los clubes
En los últimos años, Bahía ha adoptado acciones afirmativas para promover la inclusión social y combatir los prejuicios. Por ejemplo, creó la Torcida LGBTricolor, organizada para animar a los aficionados LGBT a asistir al estadio.
Emerson Ferretti considera que la postura del Bahía es un ejemplo a seguir por otros clubes.
"Los clubes son un cañón de luz. Todo lo que hacen y dicen repercute en la sociedad. Cuando asumen este papel social de educación y se posicionan eficazmente, tendrá resultados en la sociedad. Muchos clubes están callados", sugiere.