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Así fue el viaje de Flashscore a la final de la Champions de Wembley

Miguel Baeza, junto al trofeo de la Champions League.
Miguel Baeza, junto al trofeo de la Champions League.Federico Titone
Miguel Baeza, editor de noticias de Flashscore España, cubrió el Borussia Dortmund - Real Madrid como enviado especial en Londres y esta fue su hoja de ruta.

Cinco días de viaje, cuatro ciudades diferentes, tres países, dos estadios legendarios y una final de Champions League que terminó con el Real Madrid levantando la Decimoquinta al cielo de Londres. Así fue mi aventura para vivir la definición de la máxima competición continental de clubes.

Día 1: Madrid - Valencia

En ocasiones, para llegar a nuestro destino, el camino más corto no es el mejor. Por ello, el miércoles 29 de mayo puse rumbo hacia Valencia. A eso de las 18.30 horas me subí a un tren que iba a la ciudad del Turia, a la que llegué aproximadamente a las 20.40.

Después de la primera parada, y sabiendo que esperaban días de mucho trabajo, la consigna era clara: descansar, comer bien y pensar en la Final de la Liga de Campeones del sábado 1 de junio.

Día 2: Valencia - Londres

Con apenas tres horas de sueño en el cuerpo, lo cual sería la tónica predominante a lo largo de todo el viaje, a las 3.55 horas cogí un taxi hacia el aeropuerto de Manises. Allí esperaba un avión que me llevaría directamente hasta Londres, la ciudad donde se disputaría el gran partido.

Una vez en tierras británicas, esperaba un largo viaje en metro desde el aeropuerto de Stanstead (noreste de Londres) hasta Trafalgar Square, uno de los enclaves recurrentes del fin de semana por ser la sede principal del UEFA Champions Festival. Allí, recogí la acreditación para ese evento paralelo y, acto seguido, marché a Wembley.

Recién llegado al estadio, y acompañado por otros compañeros de la prensa española, acudí al centro de acreditaciones para retirar la credencial que me daría acceso al templo del fútbol inglés en esos días de fiesta del deporte rey. Tras hacer este trámite, ¡tuvimos un buen susto! La alarma de incendios se activó y nos vimos obligados a abandonar el edificio. Afortunadamente, todo quedó en nada y pudimos continuar el día sin más contratiempos. Tocaba ir al apartamento a esperar al viernes, jornada de entrenamientos y ruedas de prensa.

Día 3: Londres - Wembley

Viernes 31 de mayo. El plan era claro, ir a Wembley desde el mismo momento en el que nos permitieran acceder. De ese modo, me encaminé al majestuoso recinto y a las 13.30 horas entré por la puerta habilitada para el acceso de los medios de comunicación.

Ser 'madrugador' tuvo premio: llegar con el estadio prácticamente vacío y poder acercarme a la codiciada Orejona, con la que pude fotografiarme, aunque sin tocarla, para eludir la mala suerte. Conmigo llevaba el balón de la final y no me resistí ni lo más mínimo a darle unos toques en semejante escenario. ¡Un auténtico privilegio!

A las 16.30 horas comenzó lo bueno. Carlo Ancelotti, Nacho y Luka Modric comparecieron ante los medios. Después, entrenamiento del Real Madrid que presencié a ras de césped, rueda de prensa y práctica del Borussia Dortmund. Sobre las 22.00 me hicieron abandonar amablemente el estadio y fui a casa a descansar de cara al día más importante.

Día 4: Londres - Wembley - Final UCL

Llegaba el momento más duro del viaje, pero también el más bonito. El sábado 1 de junio se jugaba la final de la Champions, a las 20.00 horas de Inglaterra, pero yo amanecí a las 7.30. Los nervios del partido, unidos al trabajo que debía hacer, desembocaron en madrugón. Una situación que anticipaba prácticamente dos días casi completos sin dormir y unas cuantas aventuras.

Tras un rato largo caminando por Londres y acudiendo a los distintos puntos de referencia del UEFA Champions Festival, tocaba hacer una incursión en la Fan Zone de los aficionados del Real Madrid. En un ambiente muy animado, les vimos cantarle a Jude Bellingham y transmitir su emoción por estar allí, muy cerca de vivir en directo un pedacito de historia. Conocí a varias personas que habían realizado verdaderas proezas para estar a tiempo.

Miguel Baeza, en el césped de Wembley tras la final de Champions.
Miguel Baeza, en el césped de Wembley tras la final de Champions.Flashscore

Según pasaban los minutos, los nervios y el miedo, como anticipó Carlo Ancelotti en la previa, iban en aumento. A las 16.00 horas ya estaba por los aledaños de Wembley. El ambiente dentro era inigualable, más aún cuando las aficiones comenzaron a ocupar sus asientos. Mención especial al infierno amarillo que generaron los hinchas alemanes, incesantes a la hora de animar.

Finalmente, el empuje germano no fue suficiente. El conjunto merengue impuso la ley del Rey de Europa y ganó 0-2, con goles de Carvajal y Vinicius. Durante la final, quedé estupefacto al presenciar cómo tres espontáneos saltaban al césped sin ser detenidos. Pasadas las 22.00 horas locales, Nacho ponía fin a la fiesta levantando la 15ª Copa de Europa madridista y la sexta de su palmarés personal.

A mí, todavía me quedaba un rato en el que disfrutar del templo inglés, por lo que fui a pie de campo y aproveché para hacerme unas fotos pisando el verde y grabar algunos vídeos con los que completar el diario de viaje. A la 1 de la madrugada, tocó salir de allí.

Día 5: Londres - Dubrovnik - Madrid

Sin tiempo de descansar, y con las emociones a flor de piel, era el momento de decir adiós a una experiencia inolvidable. A la 1.30, con el susto que nos dio un conductor pirata que trató de asaltarnos, a mí y otros compañeros de prensa, por no contratarle para ir al aeropuerto incluido, conseguimos un taxi que nos llevó a Gatwik (sur de Londres).

Apetecía tumbarse a descansar, pero el horario era muy ajustado y no podíamos dejar nada a la improvisación. Llegamos a la terminal sur a las 3.00 horas y esperamos hasta las 6.25, cuando partía el avión hacia la escala en Dubrovnik (Croacia). La tensión llegó al ver que el piloto no conseguía arrancar la aeronave y cabía la posibilidad de quedarse en Londres. Afortunadamente, la suerte estuvo de nuestro lado y llegamos a tiempo a tomar el vuelo de vuelta a Madrid.

Aproximadamente 15 horas después de salir por la puerta de Wembley llegué a casa. Lejos de irme a dormir, pasé por la ducha y arranqué el coche con rumbo a Cibeles. El viaje tocaba a su fin. Celebración con la diosa, carrera hacia el Santiago Bernabéu y cierre de festejo por todo lo alto, con el nuevo estadio exhibiendo músculo en materia audiovisual mediante un espectáculo de luces y sonido, protagonizado por los héroes de la decimoquinta, inmejorable.

A las 2.00, tras editar el contenido para ofrecéroslo lo antes posible, conseguí, esta vez sí, dormir, con el fin de reponer las fuerzas gastadas en un periplo extenuante, pero también precioso.