Noche mágica de Raphinha para que el Barça destroce al Bayern de Múnich (4-1)
Centro de datos del Barcelona-Bayern de Múnich
Si alguien aún podía dudar sobre este nuevo Barça, que no se quede sólo en el resultado. Ni tampoco en el resumen de las mejores jugadas. Porque entonces no tendrá todos los argumentos en la mano para opinar que, hoy por hoy, los culés están a una distancia sideral del Bayern, al que ridiculizó de todas las maneras posibles, y de cualquiera de los rivales a los que se ha medido. Y que llegan al Clásico en el mejor estado de forma de la era postMessi.
No es, desde luego, el 10 argentino ni pretende serlo. Pero este Raphinha que luce el 11 y porta el brazalete de capitán está a un nivel sideral. Da igual que juegue por la izquierda o por el centro, arriba o en medio campo. Con la confianza que Flick le ha dado se ha convertido en el alma de los azulgrana. Imparable. Que se lo pregunten a los bávaros. Ni un minuto había transcurrido cuando se plantó ante Neuer para regatearle y marcar a puerta vacía el 1-0. Kimmich, pretendido por el Barça verano sí y verano también, quedó retratado por tirar mal el fuera de juego y por su fallo estrepitoso en el despeje.
A saber por qué, desde ese gol, los de Flick recularon, regalaron la bola al Bayern y eso es pecado capital. Porque tienen a un tal Harry Kane que convierte en gol casi todo lo que remata. Como Lewandowski, vamos. Para desgracia del inglés, su tanto de cabeza en su segunda llegada a puerta, fue anulado por fuera de juego. Media rodilla tenía adelantada. Le dio igual, ni protestó. Pasado el cuarto de hora ya sí estaba celebrando el 1-1.
El despertar
Como si de alguien que hubiera dejado su juguete favorito a un conocido, tras el empate el Barça reclamó lo que era suyo. Y comenzó a fluir ese juego de salón que ha maravillado a propios y extraños en este inicio de curso. Con Fermín entre líneas como asistente, con Pedri y Casadó en la sala de máquinas, con Yamal desnudando las debilidades defensivas de Davies, y con Raphinha y Lewandowski rematando, la máquina arrasó con los de Kompany.
Superada la media hora, Lewandowski aprovechó una fenomenal acción de Fermín para rematar acrobáticamente y firmar el 2-1. Una cosa es estar en racha y otra estar como el polaco.
Y qué decir de Raphinha, pues ídem. Que recibió un balón pegado a la banda izquierda, en zona de tres cuartos, encaró a su par, amagó y disparó con la derecha, su menos buena, para hacer inútil la estirada de Neuer. 3-1 y a descansar un poco.
Otra vez Raphinha
Lejos de agachar la cabeza, el orgullo muniqués reflotó tras la reanudación. Todo podría haber cambiado si Joao Palinha hubiera atinado su disparo en el interior del área. Pero no lo hizo. Y sólo cinco minutos después, Raphinha estaba celebrando con la grada de Montjuic su hat-trick. Otra vez en carrera, otra vez imparable. 4-1 y ovación asegurada para cuando Flick decidiese que ya era hora de pensar en El Clásico.
El público se lo pasaba en grande porque no sólo eran goles. Era la forma de bailar al rival, de jugar en corto y en largo, de buscar con ahínco la manita. Olés y olés resonaban en la montaña olímpica. Dio tiempo incluso a dar minutos a Dani Olmo, ya recuperado de su lesión muscular, y también a Frenkie de Jong para que vaya cogiendo sensaciones. Y aunque se rozó el quinto, finalmente el marcador se quedó hasta corto con el 4-1. Dio igual, tampoco era cuestión de abusar. Ahora, a pensar en el Madrid, la última prueba del algodón, si es que alguien sigue dudando aún.
Jugador Flashscore del partido: Raphinha (Barcelona).