Catar vuelve a estar en el mapa del fútbol como organizador de la Copa Asia
Los cataríes, eliminados en la primera fase en diciembre de 2022, son anfitriones y defensores del título de esta Copa de Asia, conquistada allá por 2019 en Emiratos Árabes Unidos.
Pese a esa doble condición, el estatus de favorito parece recaer en países como Japón, Corea del Sur o Australia.
Una sede inesperada
Estaba previsto que se hubiera disputado el año pasado en China, pero las restricciones por la COVID-19, entonces en vigor, forzaron en el año 2022 al anuncio de su reubicación. Se optó por la solución más segura, la de una nación con la experiencia de ser sede del más grande de los eventos de fútbol.
Para esta 18ª edición del campeonato asiático, contará con la mayor parte de los estadios que ya acogieron los partidos del Mundial, con la ausencia notable del Estadio 974, un recinto desmantelado desde entonces y que había sido concebido como una instalación temporal para aquella cita.
La final, eso sí, tendrá como escenario el majestuoso estadio de Lusail, el que sirvió para la final.
Futbolísticamente, la selección llegará con muchas dudas. El pasado mes despidió al portugués Carlos Queiroz y nombró a un nuevo entrenador, el español 'Tintín' Márquez (61 años), que dirige también a un club del emirato (Al Wakrah) y que apenas tuvo tiempo para asumir sus nuevos funciones.
"Conozco a los jugadores, sé cuál es mi mentalidad y tengo clara la idea de juego", afirmó Márquez, cuyo equipo abrirá la competición el viernes ante el Líbano.
Buenos recuerdos para Japón
Pero si una selección parece favorita en esta edición esa es la nipona, que fue subcampeona en 2019, perdiendo entonces inesperadamente en el duelo por el oro.
En el palmarés histórico, el plantel en la que compite Take Kubo es el más laureado, con cuatro coronas, la última de ellas conseguida en 2011... precisamente en suelo catarí.
En el Mundial, además, hicieron grandes partidos, llegando a derrotar a Alemania y España durante la fase de grupos, antes de caer en la tanda de penaltis de los octavos de final ante la Croacia de Luka Modric.
El equipo de Hajime Moriyasu ha disfrutado de un gran año desde entonces, disputando once partidos y perdiendo únicamente uno de ellos. Entre sus victorias de 2023 destaca, sobre todo, un triunfo por 1-4 en tierras germanas.
Examen para Klinsmann y Mancini
Entre los 24 países participantes, que se reparten en seis grupos de cuatro, destacan técnicos europeos de prestigio como Jürgen Klinsmann, que lleva las riendas de Corea del Sur, o el italiano Roberto Mancini, que dirige a Arabia Saudita, el país omnipresente en el último año por sus inversiones en el deporte.
Los coreanos ganaron las dos primeras ediciones (1956 y 1960), pero desde entonces arrastra una sequía que se ha convertido en un trauma nacional.
Para superarlo, Klinsmann confía especialmente en el atacante del Tottenham Son Heung-min o en hombres como Hwang Hee-chan, del Wolverhampton.
"Han pasado 64 años desde el último título. Eso es mucho tiempo. Ha llegado el momento", deseó Klinsmann.
Por su parte, Mancini sorprendió a mediados del año pasado cuando abandonó Italia y poco después fichó por Arabia Saudita, un país que quiere crecer en el fútbol con el Mundial de 2034, donde será anfitriona, como horizonte más ilusionante.
Palestina sueña con la sorpresa
La selección palestina será una de las participantes en la competición.
Estará en un grupo en el que Irán y Emiratos Árabes Unidos parecen estar por delante y que completa Hong Kong.
Inevitablemente, sobre sus partidos planeará el conflicto de Israel contra Hamás y la situación en la franja de Gaza. Presumiblemente, el público local será uno de sus grandes apoyos en esta aventura deportiva en Doha.