España pasa por encima de Croacia en una oda a la efectividad (3-0)
La final de la última edición de la Liga de Naciones se repetía en la jornada inaugural de la Eurocopa. Uno de los platos fuertes de esta Eurocopa llegaba cuando ni siquiera habían traído los canapés. Ambos tenían hambre, claro, pero España demostró tener más pese a conquistar ese título menor hace justo un año. Desde el principio, con la verticalidad de los extremos y el juego fluido de los interiores, fueron a por la victoria.
Sin contexto alguno y sin el factor visual, uno podría intuir que el encuentro se disputaba en Zagreb. El ruido, sin embargo, fue a menos por culpa de tres hombres: Álvaro Morata, Fabián Ruiz y Dani Carvajal. Goles son amores, que diría aquel, y esa es la mejor forma de disipar cualquier tipo de dudas. Este equipo se había ganado el derecho a, como mínimo, ser tenida en cuenta; tampoco parece incómoda sin ese cartel de favorita.
Tirar y marcar
El delantero del Atlético de Madrid protagonizó el primer disparo y él mismo, en una acción extraña por la mala posición de los zagueros balcánicos, inauguró el marcador antes de alcanzarse la media hora. Rodri Hernández recuperó el balón, levantó la cabeza y vio libre de marca a su compañero, con una autopista de cinco carriles que ni mucho menos desaprovechó. Eso sí, el furor pudo desvanecerse pronto si Mateo Kovacic hubiera tenido más acierto segundos después.
Y casi sin tiempo para asimilar ese varapalo, el mediocentro del París Saint-Germain dibujó una acción sublime, de puro talento, que incluso dejó en mal lugar al genio Luka Modric, casi desorientado tras el baile de tacón de su oponente. La jugada se originó por medio de Lamine Yamal, el más joven en participar en una Eurocopa, y acabó con el cuero en la red. Los de Zlatko Dalic volveron a contestar de inmediato, esta vez por medio de Marcelo Brozovic, quien provocó la estirada de Unai Simón.
Casi a trompicones, Croacia se acercaba con intermitencia y corazón. Apenas fueron tres veces, la última con un remate al segundo palo de Josko Gvardiol que no pudo cazar Ante Budmir, pero es evidente que la efectividad de una selección era radicalmente opuesta a la de la otra. Y así lo reflejó Dani Carvajal, delantero infiltrado, casi imperceptible, en la acción que sentenció la victoria. Esta obra, todavía a la mitad por duración, había adelantado su desenlace.
Un envenenado trámite
Los espacios en campo rival aumentaron, una oportunidad para los jugadores más verticales, pero también la desesperación de un plantel que necesitaba asumir riesgos y que trató de volver al encuentro. Con una afición volcada en las gradas, cualquier mínimo estímulo sobre el terreno de juego podía convertirse en una ola de esperanza y fe. El hecho de retirar a Modric y a Kovacic no era el mensaje más ambicioso por parte de Dalic, ya pensando en la segunda jornada.
Yamal, asistente en el 3-0 y especialmente activo a lo largo del envite, tuvo el cuarto en sus botas. Sólo Livakovic frustró la diana del chaval, que por momentos abrazaba el esférico como si estuviera en el patio del colegio. La cal no es tiza y él sigue siendo un alumno entre tanto veterano, aunque esas condiciones innatas le convierten en el más superdotado de la clase. De continuar así en el resto de la competición, el gol será cuestión de tiempo.
Una intervención decisiva de Cucurella sobre la línea frustró las esperanzas de los Vatreni, que celebraron el 3-1 tras un fallo garrafal de Unai, lo que desembocó en el penalti de Rodri -se retiró tocado, igual que Morata-. El recién ingresado Petkovic ejecutó, el meta del Athletic paró y el ariete del Dinamo de Zagreb anotó al rechace en una jugada luego invalidada porque Perisic había entrado al área antes de lo debido. Un susto que de ninguna manera empaña la gran actuación de la Roja.
Jugador Flashscore del partido: Fabián Ruiz.