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La final desde la grada: Cucurella, el más querido; volvió Manolo el del Bombo

David Olivares (Berlín)
La afición española en el Olímpico de Berlín
La afición española en el Olímpico de BerlínRFEF
España ya es campeona de Europa por cuarta vez. Los más de 10.000 españoles que acudieron al Olímpico de Berlín pudieron disfrutar in situ de un acontecimiento histórico. Mientras tanto en nuestro país, se llenaron las plazas de las principales ciudades españolas para volcarse con la selección, también en Cataluña y País Vasco.

Flashscore pudo estar presente este domingo en el Olímpico de Berlín con la afición española. Después de poblar durante la mañana los alrededores de la Puerta de Brandemburgo y de la Isla de los Museos, parte importante de la hinchada se reunió para comer en una cervecería cercana a Alexanderplatz, en uno de los centros de la capital alemana. 

Allí se entonaron numerosos cánticos de aliento a la selección. Banderas nacionales los nombres de ciudades de todos los rincones de nuestra geografía poblaban el restaurante. La convivencia entre distintos aficionados, buena parte de ellos de la peña Marea Roja Fans, que confiaban en vivir una noche histórica fue extraordinaria.

 De camino al estadio, donde por razones de seguridad la afición española fue escoltada por la policía alemana y por miembros de la Policía Nacional, llegaba la primera celebración de la tarde: la victoria de Carlos Alcaraz ante Novak Djokovic en la final de Wimbledon.

Ya en el estadio, la afición inglesa nos superaba en número notablemente, la proporción podría ser de uno a cuatro. El reparto de las entradas no fue sencillo y hubo muchos aficionados españoles que querían venir a la final y no pudieron.

No obstante, los más de 10.000 allí presentes se dejaron notar. El "orgulloso de ser español", los acordes del himno nacional, la Potra Salvaje o el "A por ellos" se escucharon en el Olímpico.

Cucurella

Uno de los jugadores más aclamados fue Marc Cucurella, que cada vez que tocaba el balón era pitado por un sector de la afición, presumiblemente alemana, por aquella mano que finalmente no fue en cuartos de final ante los anfitriones. El público español respondía con gritos de "Cucurella, Cucurella".

Preocupación con Rodri y fiesta con Nico Williams

La preocupación asomaba en la segunda parte con la lesión de Rodri. Pero el vendaval de juego español coronado con el gol de Nico Williams, tras asistencia de Lamine Yamal, y las posteriores ocasiones del propio Williams y de Olmo hicieron que comenzar la fiesta.

De repente, apareció Manolo el del Bombo en la grada. El aficionado de la selección más ilustre no había podido acudir hasta la fecha a la Eurocopa por problemas de salud, pero no quiso perderse esta cita histórica, que acabó con el sexto título en la historia de la selección absoluta.

El gol de Palmer puso el nerviosismo en la grada, pero Oyarzábal tras pase de quién si no, Cucurella, desató la locura en las gradas. España levantó al cielo de Berlín su cuarta Eurocopa y la hinchada se frotaba los ojos. No podían creer que habíamos vuelto a ser campeones. Las celebraciones de Rodri o Morata cerca de la grada con ese estallido de rabia y felicidad hicieron las delicias de todos. Mientras los aficionados ingleses abandonaban el estadio, ningún hincha español abandonaba el estadio. Hemos hecho historia.