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Monchi espera que el Sevilla le deje marcharse sin pagar indemnización

César Suárez
Monchi, celebrando el título de la Europa League
Monchi, celebrando el título de la Europa LeagueAFP
Monchi, director deportivo del Sevilla, quiere dejar de serlo. Así se lo comunicó hace unos días al presidente del club, quien, sin embargo, le dio de primeras la negativa por respuesta indicándole que, en caso de rescindir unilateralmente el contrato, deberá indemnizar a la entidad hispalense.

Ha sido una temporada de sensaciones encontradas para el Sevilla. La apuesta por la continuidad de Lopetegui, con un proyecto que ya dio signos de agotamiento, no salió bien y hubo que cambiar sobre la marcha para confiar en Sampaoli. 

Pero la segunda etapa del argentino salió aún peor y el equipo coqueteó con el descenso hasta que llegó Mendilibar y no sólo salvó al equipo con holgura sino que además lo llevó a conquistar la séptima Europa League. 

En todo este proceso, la figura de Monchi ha quedado muy tocada. La afición lo culpó de una errónea planificación sin tener en cuenta que estaba obligado a vender a Koundé y a Diego Carlos. Bien es cierto que sus fichajes no funcionaron e incluso alguno, como Marcao, llegó lesionado. 

Marcao ha sufrido varias lesiones musculares
Marcao ha sufrido varias lesiones muscularesAFP

Y aunque la campaña se arregló y ha finalizado de la mejor manera, el de San Fernando no ha olvidado lo mal que lo ha pasado y la pérdida de confianza y consiguiente reducción de poder que ha tenido en los últimos meses. De ahí que pusiera su cargo a disposición del club. 

Contrato indefinido

Pero le han dicho que se tiene que quedar. Su contrato es indefinido y figura una cláusula millonaria en el caso de que una de las partes lo rompa. Monchi pretende que le dejen libre para, primero, tomarse un tiempo sabático, y después, quién sabe si firmar por otro club. 

Ahí es donde el Sevilla no acepta el trato. Ya sea ahora o después, Monchi debería pagar. Habrá que ver adónde lleva esta situación nada idílica, pues mantener a disgusto al máximo responsable de la planificación deportiva no tiene demasiado sentido.