Nico Williams y Agirrezabala salvan la noche ante un formidable Slavia (1-0)

César Suárez

Nico Williams intenta centrar ante la oposición de Tomas VlcekGari Garaialde / AFP

Un solitario gol de Nico Williams, en una de las pocas llegadas bilbainas, y las paradas de Julen Agirrezabala le dieron un triunfo sufrido, y quizás no merecido, al Athletic ante un Slavia de Praga que dominó, que generó, que dio una magnífica impresión en San Mamés, pero que falló en lo más importante, la suerte del gol.

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Suelen los técnicos de fútbol tirar del libro de estilo que enseñan en 1º de entrenador, el de elogiar sin pudor al rival: que si tienen experiencia, que si están muy bien trabajados, que si son poderosos físicamente, que si son muy intensos... En ocasiones, sin embargo, las menos, esas loas no son para quedar bien delante de un micro sino porque es la verdad.

Ernesto Valverde no mintió. El Slavia de Praga le dio la razón con su presentación en San Mamés. Da igual que rugieran los leones en la grada y que el ambiente fuera espectacular, como de costumbre. A los cinco minutos ya habían obligado a Agirrezabala a lucirse con un disparo de Michez. A los 10, rozó el gol Diouf. Tenían la bola, la jugaban con criterio y cuando la perdían, iban como lobos a recuperarla con una intensidad que cortocircuitó a los rojiblancos. Qué manera de presionar.

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Nico GOLliams

Pero en el Athletic hay un par de tipos que responden al apellido Williams. Iñaki fue el primero en avisar del peligro de sus contragolpes, aunque su penoso centro casi cuesta un disgusto. Luego fue objeto de un penalti que no se tiró porque el VAR avisó de una falta previa de Guruzeta. Y después apareció Nico para, con su clase habitual, y con una pizca de fortuna, introducir el balón en la red. Tocó en Zima lo suficiente para pillar con el pie cambiado a Kinsky y colocar el 1-0.

Con menos intensidad que antes, los checos no renunciaron al ataque. Mientras el Athletic se obsesionaba con pases en largo a ningún destinatario, Provod de nuevo lo intentó a balón parado. Agirrezabala volvió a despejar, como hizo a continuación con Michez. En el área vasca acabó la primera mitad.

El león Julen cuida de su manada

Y allí mismo se jugó toda la segunda. Porque el Slavia, un equipo bien trabajado que está arrasando en su Liga, había recobrado vitalidad, robado la bola a los locales y amenazado de nuevo su meta. Provod era un incordio por la izquierda, Zmrzly y Chory también avisaron. No le llegaba la camisa al cuello a Valverde, que modificó dibujo y jugadores, mas sin conseguir el objetivo.

Se olía el empate desde Praga. Lo merecían. Pero entre la mala puntería de los centroeuropeos y las intervenciones de Agirrezabala, el Athletic se pudo ir feliz con sus tres puntos y su segunda victoria continental, que lo coloca entre los ocho primeros de la clasificación de la Europa Liga.