Brasil y Marta pelearán por el oro contra su peor némesis
Las emperatrices del fútbol latinoamericano aterrizaron en la capital francesa sin halo de favoritas, apenas con la incógnita de hasta dónde llegarían bajo la conducción técnica de Arthur Elias, el laureado exentrenador del Corinthians femenino que prometió recuperar el nostálgico fútbol alegre y libre de la Canarinha.
El DT brasileño asumió la tarea de regresar a la 'Seleçao' a lo alto del fútbol, luego del fracaso mundialista de la comandante sueca Pia Sundhage en Australia y Nueva Zelanda de 2023, donde cayó en primera ronda y completó 16 años sin pisar la final del mundial.
"Siempre dije públicamente que íbamos a competir con todos para situar a Brasil en el lugar que merece. Pero, al grupo, siempre le dije que íbamos a ser campeones olímpicos o mundiales", dijo Elias tras sellar el pase a la final contra la campeona del mundo, España (4-2), el martes en Marsella.
De momento, con un fútbol intenso y veloz, Brasil participará el viernes en París de su tercera final olímpica, y ante el mismo adversario que hundió su sueño dorado en Atenas-2004 y Pekín-2008: Estados Unidos, que contra las brasileñas logró dos de sus cuatro títulos olímpicos.
¿Revancha?
Lo hizo tras enlazar dos victorias de alto prestigio, y pese a la baja de Marta por suspensión: 1-0 contra la anfitriona Francia en cuartos y el contundente triunfo ante La Roja en semis.
"Conocemos su calidad (la de Estados Unidos), pero también nuestra fuerza, y vamos con todo", dijo a la AFP la delantera Gabi Portilho, artillera brasileña con dos dianas.
Los triunfos obtenidos contra candidatas al podio serán la carta de presentación para intentar destronar al renacido 'Team USA', de la laureada entrenadora Emma Hayes. Bajo comando británico, las norteamericanas se han sacudido del fiasco en el pasado Mundial y andan con pleno de victorias (5) en París-2024.
Pero la llave a la vez despierta los fantasmas de lo sucedido en las justas en las capitales griegas y chinas, celebradas durante la década más gloriosa del balompié femenino brasileño. También fueron subcampeonas mundiales en China-2007, tras perder el título con Alemania.
De aquella generación brillante, liderada por Formiga, Cristiane y Marta, solamente la '10', de 38 años, podrá tomar revancha.
La considerada mejor futbolista de la historia, dueña de seis premios a la mejor jugadora del mundo, tenía 18 años cuando Estados Unidos la venció 2-1 en el tiempo extra con un tanto de su goleadora, Abby Wambach, en el estadio griego Georgios Karaiskakis, en el puerto de El Pireo, vecino a Atenas.
Fue titular en la final del primero de sus seis Juegos Olímpicos y clave a lo largo de un torneo en el que se ratificó como realidad, luego de haberse presentado al mundo con tres goles en la Copa del Mundo de 2003.
Más madura, cuatro años después, repitió su lugar en el once inicial en el juego por el oro de Pekín, donde nuevamente las estadounidenses, entrenadas por Sundhage, y con Hope Solo en el arco, la derrotaron en la prórroga 1-0 con una diana de la mediocampista Carli Lloyd.
Un retorno distinto
La situación es distinta para la batalla por la medalla dorada en el Parque de los Príncipes, en París.
Aunque ha mostrado que su visión de juego está intacta, la "reina" está en el epílogo de su carrera y se perdió los dos últimos partidos de la Canarinha por causa de una expulsión en la derrota 2-0 ante España, al término de la fase de grupos.
En su ausencia, con sus mejores presentaciones, sus compañeras llevaron el bote 'verdeamarelo' a buen puerto. Le dedicaron la clasificación y ella, desde la grada del estadio marsellés, agradeció en lágrimas.
A pesar del simbolismo, Arthur Elias no garantizó que la goleadora histórica de Brasil, con 131 tantos en 201 juegos, por encima de Neymar (79), máximo artillero masculino, vaya a ser titular en el cierre de su carrera olímpica.
Antes de la sanción, fue de la partida en los tres choques de la primera ronda. Se fue en blanco y sigue a dos goles de superar a Cristiane (14) como mayor anotadora en la historia de los Juegos, incluyendo a los hombres.
"Ojalá pueda irse de aquí con la medalla de oro", dijo Portilho.