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Cuando no caben todos: Arda Güler, en el purgatorio del que salió Brahim

César Suárez
Arda Güler, en el banquillo en el partido ante el Almería
Arda Güler, en el banquillo en el partido ante el AlmeríaAFP
Intentando extraerse de toda la polémica suscitada por la triple intervención del VAR en el partido contra el Almería, el Real Madrid preparará desde este miércoles el siguiente compromiso en Liga ante Las Palmas.

Será este sábado a las 16:15 horas cuando los blancos intenten asaltar el liderato, en poder del Girona con un punto de ventaja, pero también con un partido más. 

Habrá que ver si en el estadio de Gran Canaria, Ancelotti se acuerda de Arda Güler (18). Ya recuperado de las varias lesiones musculares que ha sufrido desde su fichaje por el Real Madrid este verano, debutó a buen nivel el 6 de enero, y como titular además, en la Copa del Rey ante la Arandina. Jugó 58 minutos y cuatro días después disputó otros nueve minutos en la semifinal de la Supercopa contra el Atlético. Desde entonces, nada. 

Ni ante el Barça en la final ni en la Copa contra los colchoneros ni tampoco frente al Almería. El turco calentó en la banda como otros compañeros, pero se quedó sin jugar. Y su enfado en este último duelo, cuando se necesitaban jugadores ofensivos para remontar, fue notorio y palpable conforme se acercó al banquillo. 

El ejemplo de Brahim... o el de Odegaard

La realidad es que Güler, ahora mismo, es la última opción de ataque para el entrenador. Rodrygo y Vinicius son intocables. Y Brahim y Joselu, por este orden, los revulsivos. A Güler le toca esperar. Le llegará su oportunidad y debe estar preparado como lo estuvo el malagueño. 

Cuando Vini se lesionó, Ancelotti tiró de Joselu, pero las apariciones y el nivel de Brahim, cuyo papel había sido más que residual, le hicieron cambiar rápidamente de opinión. Ahora, nadie piensa que no merezca jugar. Al contrario, incluso cuestiona la titularidad de Rodrygo. 

Así le han aconsejado actuar a Arda Güler. Su talento, aunque se le ha visto muy poco, es innegable. Pero lo que se le medirá ahora es su ética de trabajo, su nivel de esfuerzo y su capacidad mental para revertir una situación que puede alargarse más de lo que le gustaría.  

Y si no es capaz de aguantar en el banquillo, tiene otro ejemplo de joven genio que buscó fuera con efecto inmediato lo que se le negaba de blanco: Odegaard se cansó de esperar la jubilación de Kroos y Modric, y pidió salir. El Arsenal lo acogió cedido y luego lo fichó en propiedad.

La pelota, en el tejado del de Altindag. Clubes, desde luego, no le faltan para jugar con regularidad desde febrero.