El Alavés se sobrepone a un Mamardashvili gigante para derrotar al Valencia (1-0)
El comienzo fue una locura. Para empezar, un penalti sin discusión de Mamardashvili a Luis Rioja en el minuto 1. Lo lanzó el obrero del gol. El georgiano adivinó la trayectoria y lo paró. Con el partido reanudado, el árbitro interrumpió el choque porque el VAR le avisó de alguna anomalía. Resulta que Diego López, delantero valencianista, entró en el área antes del lanzamiento y despejó el rechace de su portero, participando activamente en la acción defensiva. El penalti debía repetirse. Así ocurrió. Esta vez, el delantero de Motilla de Palancar, que no se asustó para chutar de nuevo desde los once metros, cambió el lado pero el portero del Valencia lo detuvo de nuevo. La euforia invadió a su equipo.
Apenas un minuto después, una jugada por la izquierda entre Rubén Duarte y Luis Rioja, acabó con centro del primero, Kike García intentó rematar y, en su intento de evitarlo, Cenk, el central turco, marcó en propia meta. Habían pasado exactamente 5 minutos y 30 segundos desde que el colegiado pitó el inicio del partido.
Con ese fulgurante comienzo era muy difícil igualar el nivel en el resto de la primera parte. Volvió a intentarlo Kike, el guerrero del área, que recibió un balón en la izquierda y chutó, tras un recorte, para enviar el balón al palo. Fue el gran protagonista de la primera mitad, en la que su equipo, a pesar de todo, se fue con ventaja al descanso.
A los 15 minutos de la segunda mitad, con el Valencia volcado sobre la portería del Alavés, Diego López tuvo una ocasión inmejorable. Chutó cerca del área pequeña, pero Sivera respondió con un paradón brutal. Era la tarde de los porteros.
En el minuto 74, cuando Kikegol salió del campo, el público de Mendizorroza se puso en pie para mostrar reconocimiento a un jugador que jamás se deja una gota de energía en el cuerpo esté más o menos acertado. Entró en su lugar la nueva joya fichada por el Atleti y cedido al Alavés. Samu Omorodion es una evolución del conquense. Una especie de Kike 4.0. Parece un delantero de laboratorio al que han dotado de físico, velocidad, potencia, remate y hambre de gol.
La recta final del duelo fue un ataque continuo del Valencia y un Alavés manteniendo la consistencia defensiva mientras la afición de Mendizorroza botaba en la grada. El equipo de Baraja encajó su segunda derrota consecutiva, paradójicamente, cuando los fichajes han llegado. El Alavés coge viento a favor
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