El Madrid reacciona tras un pésimo inicio y da un rotundo golpe de autoridad en Girona (0-3)
Resultaba apetecible ver un partido de altos vuelos en Montilivi entre el sorprendente líder de LaLiga, con una propuesta valiente y atractiva, y un Real Madrid con necesidad de vencer para ponerse líder y reforzar sus opciones. El 4-2 de la pasada temporada, con “póker” de “Taty” Castellanos, todavía resonaba en las cabezas de muchos madridistas. No es una visita agradable la de Girona para ningún equipo. El Madrid, fiel a sus vicios, comenzó como suele. Un enorme agujero en el centro de la defensa casi lo aprovechó Yangel Herrera tras un centro preciso de Couto desde la derecha. Remató solo el venezolano y se le escapó fuera por poco. Los centrales blancos parecían invisibles.
Un minuto después, Miguel Gutiérrez, desde la otra banda, puso un caramelo a Tsygankov y el ucraniano remató al palo. El Girona era un huracán y el Madrid un junco intentando resistir pero sin oponer ninguna resistencia. Aguantó como pudo el equipo de Ancelotti hasta que la tormenta fue amainando. En una posesión aislada de los blancos, el balón le llegó a Bellingham que, después de varias semanas junto a Modric, le ha copiado su centro con el exterior. Su maravilla la culminó Joselu, oportuno, en el segundo palo. Sigue haciendo méritos el gallego, al que no queda grande, ni mucho menos, la camiseta de titular del Real Madrid.
El golpe dejó K.O. al equipo catalán. Antes de poder recuperarse, el Madrid volvió a asestar un nuevo mazazo. Un córner botado por Kroos fue cabeceado por Tchouameni libre de marca tras un gran despiste de Blind, que no se percató de la defensa del francés detrás de él. Dos de dos para el Madrid. Efectividad absoluta. En Montilivi no se lo podían creer. El fútbol es una caja de sorpresas.
Casi marcó el tercero Bellingham en un contragolpe. Lo evitó Gazzaniga. El partido viró de rumbo 180º en apenas unos segundos. El visitante se convirtió en dominador.
Tras el descanso, el Girona salió como en la primera parte. Un cabezazo de David López, tras un saque de esquina, lo despejó Kepa con una gran parada de mucho mérito, ya que ese gol habría metido a los rojiblancos de nuevo en el partido. Yangel Herrera tuvo otra de cabeza poco después pero la picó demasiado ante el portero madridista.
Había pocas noticias de Savio, una de las sensaciones de LaLiga. Camavinga, jugando donde no le gusta, de lateral izquierdo, se convirtió en un obstáculo casi insalvable para el brasileño. Una pérdida suya acabó en contragolpe letal del Madrid. Joselu y Bellingham llegaron hasta el área rival con suficiencia, el remate del gallego lo detuvo Gazzaniga y el rechace terminó en asistencia del español al inglés para que Jude lograra su gol habitual. Era la sentencia. Míchel, enfadado al máximo, se desesperaba en el banquillo de los locales.
En la recta final el Girona echó mano de su orgullo y el Madrid recurrió al orden y a la experiencia. El epílogo fue feo. Una durísima entrada de Nacho a Portu, que acabó en roja y trifulca, ensució un partido que había sido de guante blanco para el árbitro. El jugador murciano tuvo que ser retirado en camilla. El Girona pierde el liderato pero mantiene intacta su magnífica imagen de equipo bien construido y su valiente e innegociable modelo de juego. Los de Ancelotti recuperan el liderato y alejan los malos augurios del Metropolitano. El fútbol es una montaña rusa permanente.
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