Quién se lo iba a decir a Marcelino cuando comenzó la campaña 23/24 al frente del Olympique de Marsella. Las cosas allí se pusieron tan feas, con amenazas a su integridad física incluidas, que terminó marchándose como alma que se lleva el diablo. 

Ahora el fútbol le ha dado una nueva oportunidad. Y en una casa conocida, donde ya dejó impronta y buen sabor de boca: en Villarreal. 

Un regreso ilusionante

Fue en enero de 2013, en una complicadísima situación, en Segunda división, cuando el cuadro amarillo le dio la oportunidad de demostrar sus dotes tácticas en el banquillo. Allí estuvo impartiendo cátedra hasta agosto de 2016, en un Villarreal CF que ya se codeaba con normalidad con los grandes. 

En aquella primera etapa, Marcelino García Toral consiguió el ascenso directo en apenas medio año. Y en las siguientes tres temporadas, lo clasificó dos veces seguidas para competir en Europa. En la Europa League llegó a semifinales, misma ronda que en la Copa del Rey. Y dejó el equipo clasificado para la Champions después de acabar cuarto en LaLiga en su último año como técnico groguet. 

Trayectoria

Marcelino, que fue centrocampista del Sporting de Gijón en los años 90, se pasó a los banquillos una vez colgadas las botas. Desde entonces ha dirigido al CD Lealtad, Sporting de Gijón B, Sporting de Gijón, Recreativo de Huelva, Racing de Santander, Real Zaragoza, Sevilla, Valencia, Athletic Club y Olympique de Marsella.

En esta ocasión, el gijonés estará acompañado de un amplio equipo de colaboradores. Rubén Uría será su segundo entrenador. Ismael Fernández, su preparador físico. Sergio García, su preparador asistente. Bruno Uría y Pablo Manzanet ejercerán como analistas. Y Alberto Torres como readaptador físico.

Este martes, a las 13:30 horas, será presentado oficialmente. Antes ya habrá dirigido un entrenamiento. Y después, por la tarde, volverá en una segunda sesión. No hay tiempo que perder. Su debut será contra Osasuna el próximo 26 de noviembre.