Hay partidos de fútbol que bien parecen corresponder a deportes diferentes. Ni siquiera hay que cambiar de competición ni de día para encontrar un buen ejemplo: del Almería-Mallorca al Real Sociedad-Real Betis. Habrán comprobado ustedes que la cosa no va por el número de goles, la variable más asociada al entretenimiento y a la diversión, sino por un puñado de factores algo más complejos: calidad individual, ritmo, ocasiones...
Lo noticiable iba más allá de lo que ocurría sobre el terreno de juego. Aitor Zabaleta, un aficionado txuri-urdin que fue asesinado por un miembro del Frente Atlético en las inmediaciones del Vicente Calderón, se convirtió en el gran protagonista antes de que el balón empezara a rodar. El enorme tifo que impulsaron desde uno de los fondos, además de los aplausos de la grada, sirvieron para recordar su figura. Días atrás se cumplieron 25 años de aquel trágico suceso.
Un punto y una sanción
La Real trató de dominar al principio, con ciertas embestidas que retrasaron la posición de los visitantes. Ambos querían abrazar la pelota, principalmente en campo contrario, y este iba a ser un aspecto fundamental. Pero si alguien podía cambiar el guion y apartar los tentáculos blanquiazules, ese era Ez Abde. Sus potentes arrancadas dieron pie a un buen tiro desde la frontal y, luego, a una clara ocasión de Willian José.
El Betis estaba cada vez más cómodo, especialmente cuando Isco Alarcón -baja contra el Girona por acumulación de tarjetas amarillas al ver la quinta este domingo- adquirió un mayor protagonismo. Tanto es así que Ayoze Pérez se estrelló con el poste tras un maravilloso pase del malagueño, que superó así a Kieran Tierney, algo desubicado en su octava titularidad. De hecho, Imanol Alguacil lo reemplazó en los compases finales.
0-0... ¿en serio?
Lejos de agachar la cabeza, los anfitriones insistieron en adelantarse. Al portugués André Silva le anularon dos dianas por fuera de juego (Mikel Oyarzabal era quien estaba en posición antirreglamentaria en la segunda) y la madera frustró al cuadro donostiarra por partida doble. El propio capitán, en un libre directo, chocó con el palo tras el descanso; antes del mismo, Martín Zubimendi se había hecho un hueco desde la frontal -con toque previo de Rui Silva-.
Marc Roca, único amonestado del primer acto, puso a prueba la fiabilidad de un Álex Remiro que no participó en exceso. Estaban más cómodos los sevillanos y Manuel Pellegrini entendió que era el momento de Assane Diao, un especialista cuando hay espacios. No se equivocó el chileno en su interpretación: el veloz atacante se plantó en el área contraria tras aprovechar una fantástica transición y, encimado por dos rivales, la mandó por encima del larguero.
Con el resultado gafas como escenario más probable una vez se acercaba el descuento, Chadi Riad cometió un error de categoría alevín que pudo costarle muy caro a la entidad de Heliópolis, salvada por el pie de Germán Pezzella. Se desesperaban los aficionados que acudieron al estadio, resignados todavía más cuando se confirmó que el chicharro de Umaq Sadir en el 89' no valía por el mismo motivo que los otros dos.
Jugador Flashscore del partido: Isco Alarcón.
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