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Mbappé ya no puede conformarse con ser el héroe del éxito fácil del PSG

François Miguel Boudet
A partir de ahora, Kylian Mbappé ya no puede conformarse con ser el héroe de los éxitos fáciles del PSG
A partir de ahora, Kylian Mbappé ya no puede conformarse con ser el héroe de los éxitos fáciles del PSGProfimedia
Kylian Mbappé, casi invisible contra el Olympique de Lyon, se ha librado de las críticas, ya que las actuaciones de Lionel Messi le han permitido permanecer en la sombra. Sin embargo, el nuevo capitán de Les Bleus ya no puede permitirse ofrecer actuaciones deslucidas, sobre todo si vuelve a ser noticia por asuntos extradeportivos.

Kylian Mbappé quería un gran contrato: lo ha conseguido. Quería responsabilidad: la ha tenido, tanto en su club como con la selección francesa. Y cuando arremete públicamente contra su empleador, es éste el que se disculpa, demostrando la absurda existencia de un "Kylian Saint-Germain", una expresión que pasará a la historia y que sin duda hará más mal que bien a su inventor.

Pero cuando el PSG va mal, Lionel Messi es siempre el primer blanco de las críticas. La derrota en el Parque de los Príncipes contra el Olympique de Lyon da fe de ello, como ya ocurrió contra el Bayern en la ida de la Liga de Campeones. En las fotos, en muchos medios de comunicación, es sobre todo la Pulga quien queda en evidencia, mucho más raramente KMB.

Kylian Mbappé en primera línea, Leo Messi en la oscuridad
Kylian Mbappé en primera línea, Leo Messi en la oscuridadAFP

La razón es obvia: golpear a Messi es gratis. El argentino no tiene ninguna relación con el París Saint-Germain, ya que llegó a la capital por casualidad y por falta de oportunidades tras su precipitada salida del Barcelona. No hay ninguna consecuencia en ponerle en la picota, sabiendo además que detrás de las salvas de silbidos, también hay resentimiento tras la final del Mundial. Por otra parte, existe un interés real en preservar, incluso proteger, a Mbappé. ¿Quién querría enemistarse con el representante número uno del fútbol francés? Sin embargo, incriminar a Messi en particular es decir que es el líder y, por tanto, degradar a Mbappé en la jerarquía.

Es bueno que tengamos muchos jugadores que son muy buenos en lo suyo. Pero ya no puede permitirse desaparecer de la circulación cuando los partidos se ponen difíciles. A partir de ahora, está condenado a la excelencia. Esta misión no es a tiempo parcial y ya no se limita a los partidos fáciles, cuando el adversario deja mucha profundidad, cuando ninguna aspereza obstaculiza el poderío del club parisino. Así pues, tras una temporada 2021-2022 muy regular (28 goles y 19 asistencias en L1, 6 goles y 6 asistencias en la Liga de Campeones), considerar que está marcando los tiempos, que no estuvo presente durante el partido más importante de la temporada, es una simple observación y no pone en tela de juicio lo que ha logrado anteriormente y lo que podría lograr en el futuro. No se le puede eximir de las críticas cuando ha hecho todo lo posible por ser el centro de atención, aunque eso signifique ofender a una parte del vestuario.

Su papel ahora es llevar a su equipo a tiempo completo. Debe representarlo en las campañas institucionales, pero también en el juego. Messi falla mucho, pero tiene el mérito de intentar salir de su zona, bajar a tocar el balón e intentar organizar. Todavía demasiado unidimensional, Mbappé sigue teniendo dificultades contra los bloqueos bajos y para encontrar la precisión técnica necesaria cuando el rival está organizado y deja poco espacio. Y cuando consigue una ocasión, como la del minuto 9 tras un pase magistral de Messi, necesita marcar, sobre todo cuando ha tenido tiempo y espacio para picar el balón por encima de Anthony Lopes.

Anthony Lopes sale por delante de Kylian Mbappé
Anthony Lopes sale por delante de Kylian MbappéAFP

En resumen, Mbappé rinde bien en su registro, es decir, contra equipos claramente inferiores en los que, tarde o temprano, el talento basta para marcar la diferencia. En definitiva, fue la primera vez que marcaba un gol contra un equipo que había estado en la mitad superior de la tabla. El día después de la 29ª jornada, no marcó ni contra el Mónaco (sólo jugó el partido de ida) ni contra el Lyon ni contra el Lorient ni contra el Lens (sólo se jugó el partido de ida) ni contra el Rennes. Demasiado poco.

19 goles, incluyendo 2 penaltis en L1 (y 7 goles en C1) con semejante equipo y semejantes proveedores de balones, es bastante honroso pero no es fenomenal (y plantea la cuestión de su sustituto a corto y medio plazo porque será difícil encontrarlo tan bueno). Comparte el liderato de la tabla de máximos goleadores con Jonathan David, al que siguen Alexandre Lacazette y Folarin Balogun (17), sin olvidar a Loïs Openda y Habib Diallo (15). A modo de comparación, en 2012, el año en que cumplió 25 años, Messi marcó 91 goles, 59 de ellos sólo en la Liga. En 2009-2010, Cristiano Ronaldo, recién llegado a la Liga con el Real Madrid, marcó 26 goles y dio nueve asistencias, con Gonzalo Higuaín, Karim Benzema y Raúl compitiendo en ataque. Y eso sin hablar de sus trofeos europeos y sus Balones de Oro.

"Fue un partido muy bueno", afirmó. El técnico parisino se refirió a la necesidad de que una parte de su equipo vaya más allá del deber, empezando por los centrocampistas. Pero para conseguirlo, hay que dar ganas de superarse. Es lo que ha conseguido Messi con Argentina y con el Barça. Pero es totalmente ilusorio pedirle que lo haga con el PSG: no tiene ni el vínculo emocional, ni la ambición, ni siquiera las ganas de hacerlo.

Ese es el trabajo de Mbappé porque es "su" club. Él, aficionado de la NBA, quería, incluso exigía, este estatus de jugador franquicia sobreexpuesto y sobremediatizado. En el PSG, el proyecto es Mbappé. Por eso ha ampliado su contrato a un precio que le "fija" porque ningún club del mundo puede ofrecerle un contrato equivalente. Irse sería renunciar. Irse sería optar por un reto más asequible, contrariamente a la imagen que quiere proyectar. Esto requiere un mayor rendimiento estadístico, pero también un cambio en su juego. Mbappé no podrá confiar siempre en su velocidad. Técnica y tácticamente, debe evolucionar. La cuestión es si tiene la capacidad, la voluntad y si su entorno, tanto personal como mediático, le empujará a salir de su zona de confort. Esto implicará también una crítica más aguda de su actuación. Esto hará que sus logros futuros sean aún más valiosos.