Era, como comentaron el técnico Jorge Fossati y el capitán Carlos Zambrano, una final. Lo sintieron así y lo afrontaron como tal. El 1-0 ante Uruguay en el Estadio Nacional de Lima, ese triunfo que significó la primera victoria de la selección peruana en las Eliminatorias 2026 tras nueve fechas y, como hermosa consecuencia, dejar por fin el último lugar de la tabla de posiciones, fue también el deseo contenido de todo un país por ganar, por sentir en los labios la miel de un triunfo. Un triunfazo.
El gol fue soñado. Cuando el reloj marcaba el minuto 88 y el marcador reflejaba un 0-0, Miguel Araujo, central con 34 partidos con la Bicolor y -hasta entonces- cero goles, apareció para poner el único tanto del partido con un gran cabezazo. ¿Hubo complicidad de la defensa uruguaya y el portero Sergio Rochet? Posiblemente sí. Pero eso no importa en estos momentos. Ni para el plantel peruano, mucho menos para los casi 50 mil hinchas que abarrotaron el Estadio Nacional esperando ese momento.
“Estoy contento y agradecido por el esfuerzo del grupo. Se plasmó lo que trabajamos en la semana, y me emociona más eso que el gol”, señaló tras el partido Miguel Araujo, una de las figuras junto al capitán Carlos Zambrano.
Un Perú abaratado por el último lugar en la tabla y más de un año si acertar en nueve partidos, necesitaba de argumentos sólidos para resolver con eficacia frente a un Uruguay que, aunque indispuesto por las declaraciones de Luis Suárez hacia Bielsa, en la previa podía presumir de saberse un equipo bastante superior que los dirigidos por Fossati.
El entrenador ayudó en algo. Primero con la peligrosa apuesta de darle la posición de carrilero a Alexander Callens, decisión que hizo padecer a Perú en la primera media hora. Luego estuvo el riesgo de colocar a Oliver Sonne de interior por derecha. Sin embargo, y contrario a lo que mostraba el partido, la Bicolor supo adaptarse y sobrellevar las improvisaciones que finalmente, a lo largo, dieron resultados. En parte gracias al sacrificio total del equipo y en parte a la sorpresiva insuficiencia uruguaya para generar peligro.
"Siento una enorme alegría, estoy feliz por los muchachos, por los jugadores y por el aficionado peruano, es lo primero que quiero resaltar. Todos estos días, la salida del hotel, el recorrido, la llegada. Con ese apoyo y ese cariño me parece que los jugadores con mucho gusto van a compartir esta gran alegría con el aficionado peruano. Eran los dos grupos que más lo merecían, los jugadores y el aficionado. Se le ganó a un equipo que demostró que no estoy equivocado cuando digo que está dentro de los más fuertes de América", inició diciendo Fossati en conferencia de prensa.
Conforme Uruguay se iba disolviendo en sus limitaciones para encontrar buenos argumentos de ataque, la última media hora fue un protagonismo creciente para Perú. Primero porque terminó de consolidar una muy buena actuación de la línea defensiva, donde Carlos Zambrano sobresalió por su jerarquía: rudo para cortar jugadas, pero a la vez muy solvente para ganar las divididas.
En el mediocampo, al sobresaliente rendimiento de Jesús Castillo se impuso el asombro por un Sergio Peña que tradujo el liderazgo y lucidez en un juego más práctico y útil para encontrar espacios, temporizar la pelota y guiar a Perú hacia el arco de Rochet. Acusado muchas veces de no aparecer en momentos importantes, ante Uruguay hizo gala de la mejor versión en el puesto.
Perú sacó un gran triunfo ante el combinado charrúa. Ahora con seis puntos en nueve partidos, el combinado incaico dejó el último lugar (ocupado por Chile con cinco unidades) y se posicionó noveno, a cinco puntos del séptimo lugar que da un cupo al repechaje mundialista.
Este martes, los dirigidos por Jorge Fossati visitarán a Brasil en el Estadio Mané Garrincha de Brasil. El objetivo es sumar para seguir soñando con el Mundial.