El Aston Villa de Emery se cura del revés en Mánchester con un agónico triunfo (3-2)
Qué mejor forma para recuperarse de una dolorosa derrota que con una dulce victoria. Puede que los aficionados pensaran en un resultado más abultado porque recibían en casa al penúltimo de la clasificación, pero el principal objetivo era ganar. Ni siquiera el hecho de que los visitantes se quedaran con un hombre menos, por la expulsión del noruego Sander Berge al comienzo de la segunda mitad, se tradujo en un triunfo cómodo para el Aston Villa.
El jamaicano Leon Bailey inauguró el marcador cuando se alcanzaba la media hora de juego, un zarpazo que repitió la pronta respuesta del suizo Zeki Amdouni, que estableció el empate de forma inmediata. Luego, cuando se acercaba el tiempo de descanso, Ollie Watkins dio forma a su doblete de asistencias -es el líder de la competición en este aspecto- y facilitó el tanto de su compañero Moussa Diaby. Así, los de Unai Emery volvían a dominar por la mínima.
Con la necesidad de buscar el empate, el cuadro comandado por el belga Vincent Kompany recibió un duro varapalo cuando Berge vio la tarjeta roja. Sacar algo positivo de Villa Park se convertía en una misión todavía más complicada. Sin embargo, Lyle Foster hizo buena la prolongación de Berg Gudmundsson para devolver las tablas. El español Pau Torres, que había reemplazado al galo Clément Lenglet poco antes, no pudo frenar el ímpetu del ariete sudafricano.
Apretaban los locales, pero el temido escenario del reparto de puntos se acercaba a pasos agigantados. Fue entonces cuando el inglés Aaron Ramsey cometió un indeseado penalti que provocó el tercero y último, obra del brasileño Douglas Luiz desde los once metros. El árbitro del encuentro, Stuart Attwell, agregó hasta nueve minutos de descuento (pitó en el 101'), tiempo en el cual no se produjo cambio alguno en el luminoso.
Las estadísticas del choque están disponibles en Flashscore.