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La crisis de la Juve y el AC Milan: la Supercopa, una cuestión de vida o muerte

Raffaele R. Riverso
Stefano Pioli, más fuera que dentro
Stefano Pioli, más fuera que dentroMARCO BERTORELLO / AFP
El blasón y la tradición se mantienen pero, desde el punto de vista deportivo, el desafío entre la Vieja Dama y el Diablo ofrece poca inspiración. Así pues, el segundo puesto se convierte en una bandera bastante andrajosa que los dos entrenadores deberán ondear al final de la temporada ante sus técnicos para merecer la renovación de su confianza.

Massimiliano Allegri se encuentra en una situación ligeramente mejor. De hecho, a diferencia de Stefano Pioli, el técnico toscano tiene una final de la Coppa Italia que disputar -y ganar- contra el Atalanta. Esto significa que el Juventus ya tiene garantizada la clasificación para la próxima edición de la Supercopa de Italia, que se disputará en Arabia Saudí en enero.

Privilegio que, en cambio, tendrá que conquistar el Milan en las cinco últimas jornadas del campeonato. Y es que en caso de derrota en el Stadium y victoria simultánea del Bolonia en el Dall'Ara contra el Udinese, todo volvería a ponerse en juego.

El partido del estadio
El partido del estadioFlashscore

En virtud de la presencia del Juventus en la final de la Coppa Italia, el Milan sólo necesitaría el tercer puesto en la liga para conseguir su billete a Riad. Sin embargo, el pasado fin de semana en Roma, el equipo de Thiago Motta demostró que ni siquiera podría conformarse con el cuarto puesto.

Cuidado con el Bolonia

La clasificación de la Serie A
La clasificación de la Serie AFlashscore

Y es por ello que, dado el periodo nada brillante de los rossoneri, es legítimo imaginar que los rossoblu, una vez clasificados matemáticamente para la próxima Liga de Campeones, empezarán a pensar seriamente en la Supercopa.

Lo cierto es que para el fútbol italiano y su imagen en el mundo, abordar un reto histórico como el que enfrenta a la Vieja Señora y al Diablo de una manera tan descafeinada no puede ser una buena señal.

Y sí, porque para clubes como Juventus y Milan, la participación en la Supercopa debería ser lo mínimo exigible a sus entrenadores y no una cuestión de vida o muerte.