Olivier Giroud y Karim Benzema son jugadores que tienen muy poco que ver. Es probable que ambos encuentren en el hecho de ser franceses su mayor punto en común. Podríamos destacar también que son delanteros, pero incluso en este sentido habría algún inconformista, dado que el atacante del Real Madrid ha sido definido en muchas ocasiones como un segundo punta y no como un ariete puro, sobre todo cuando compartía vestuario con Cristiano Ronaldo.

El futbolista del Milan es un rematador, aunque -de otra forma- es evidente que sabe hace jugar al resto de compañeros gracias a su imponente físico y a ese fantástico juego de espaldas. Destaca, por supuesto, en los duelos áereos, aunque no tiene la clase y la calidad de Benzema. Sus números, en cualquier caso, no dejan lugar a muchas dudas: ya son 51 goles con la camiseta de Francia, los mismos que Thierry Henry. No hay nadie por encima de ambos... y el ex del Chelsea tiene la oportunidad de liderar en solitario.

Para Deschamps, por supuesto, la lesión del actual Balón de Oro tuvo que ser una gran palo porque su rendimiento en esta pasada campaña ha sido sobresaliente, con unas cifras de goles inauditas para él y muchos de ellos anotados en partidos importantísimos tanto de LaLiga (27 en 32 encuentros) como de la Champions League (15 en 12 jornadas). Esta ausencia va directamente ligada con la titularidad de Giroud, llamado a tener un rol secundario y a actuar en la sombra de Karim, más como recurso que como prioridad.

Encaja a la perfección

El delantero de 37 años es una de esas piezas ideales para el puzle del seleccionador nacional. No requiere ninguna adaptación porque ha sido el titular durante muchos años (se estrenó en 2011), aquellos en los que el jugador nacido en Lyon tenía que conformarse, como si fuese un jugador intrascendente de la Ligue 2, a ver los partidos de su selección desde el sofá de casa. Con Olivier, además, tanto Mbappé como Griezmann se sienten muy cómodos porque saben de la generosidad de su compañero.