Publicidad
Publicidad
Publicidad
Más
Publicidad

Janja Garnbret, la reina de la escalada, apunta alto en los Juegos Olímpicos

AFP
Janja Garnbret, en pleno ejercicio.
Janja Garnbret, en pleno ejercicio.JURE MAKOVEC / AFP
Comenzó "subiéndose a puertas, armarios y árboles" y ahora está en la cima de un deporte que vuelve a estar en el programa.

"Cuando has saboreado la victoria olímpica, a lo que aspiras es a repetir la medalla", sonríe en una entrevista con la AFP, realizada en Eslovenia, entre dos concentraciones de entrenamiento en Japón y China.

En un discreto club de Vrhnika, a 20 km al sur de la capital Liubliana, esta espigada deportista de 25 años y cabello largo se mueve de apoyo en apoyo con una agilidad magistral.

"Escalo de manera instintiva", cuenta. "Cuando comencé, sentía que era una mezcla de ligereza y de fuerza, es una sensación que me sigue gustando", explica.

Un talento único

Fue con siete años cuando comenzó en esta disciplina, casi por casualidad. Era una niña muy activa y su padre pensó en actividades para realizar con ella fuera de casa los domingos "para dejar respirar a su madre".

Un día, la pequeña Janja se encontró frente a un muro de escalada "de cinco a seis metros de altura".

"¡Y llegó hasta lo más alto!", se entusiasma su padre Vili, todavía orgulloso por aquella hazaña sorprendente.

Janja dejó pronto la danza para dedicarse por entero a su nueva pasión.

"Personalmente, no me entusiasmaba su decisión", recuerda su madre Darja, que admite "no conocer nada" de ese deporte pero que vistos los éxitos de su hija está ahora muy contenta.

"En la escalada he encontrado la chispa, esa llama. En la competición no escucho a la mutitud, las voces que pueda haber a mi alrededor. Vacío mi cerebro y me meto en una burbuja", indica.

Garnbret, muy optimista de cara a París.
Garnbret, muy optimista de cara a París.JURE MAKOVEC / AFP

Su actual entrenador, Roman Krajnik, tiene claro que su pupila "está hecha para este deporte". Lo tuvo claro desde la primera vez que la vio, cuando quedó ya impresionado por sus cualidades y su habilidad.

Además de ello considera que el punto fuerte de su protegida es la mentalidad y la motivación, "como si todavía lo tuviera todo por ganar", lo que le hace estar "preparada" para aspirar a lo máximo en los Juegos de París.

Concienciación pública

En esa cita en la capital francesa, Janja se enfrentará del 5 al 10 de agosto a las pruebas combinadas de bloque-dificultad, consistentes en escalar estructuras sin cuerda y luego un muro de 15 metros, sin conocer la vía de antemano.

Por el momento está centrada en sus duras sesiones de trabajo, encadenando tres días seguidos de práctica intensa antes de una jornada de descanso. Esa perseverancia le ha ayudado a superar mejor una grave lesión en un dedo del pie, que sufrió el año pasado.

"Fue un momento muy difícil, tenía muchos pensamientos negativos y muchas dudas", admite. "Pude extraer lo positivo de ello, ya que reforcé mi otra pierna y aprendí a tener paciencia", asevera.

En su tiempo libre, Janja también tiene la escalada como actividad principal, en ese caso en parajes naturales, donde mejor logra "escapar de la rutina".

Otra actividad que le gusta es ir a las escuelas para compartir con los más jóvenes su amor por el deporte y por la escalada, hasta el punto de que ha ido sembrando vocaciones en todo su país. En Eslovenia es una estrella y pronto saldrá un libro sobre su vida.

Ha aprovechado también esa notoriedad para concienciar públicamente sobre los desórdenes alimenticios, un problema "frecuente" en su entorno pero "del que se habla poco abiertamente".

También habla públicamente de cuestiones medioambientales, otra de sus preocupaciones.

"No quiero que de mí solo se recuerde el número de medallas", insiste la primera campeona olímpica de escalada de la historia.

A pesar de ese deseo, en la vitrina de su casa familiar, donde se acumulan medallas y trofeos, tienen ya reservado un hueco para colocar la recompensa que obtenga este año en París.