La Roma de Mourinho, otra víctima más del bipolar y surrealista Cremonese
La Unione Sportiva Cremonese protagoniza la historia más extraña del fútbol italiano en el presente curso. Es un equipo que está condenado a bajar a la segunda categoría porque tiene ocho puntos, está a 10 de la salvación y es el único que todavía no sabe lo que es ganar en dicha competición, aunque gracias a todos los empates cosechados se ubica a un paso de la Sampdoria (con nueve unidades).
Los de Lombardía han sufrido pocas derrotas contundentes en la presente temporada, lo cual demuestra que, pese a no haber vencido en ninguno de los 20 encuentros disputados, no se encuentran demasiado lejos del resto de rivales, sobre todo aquellos que comparten objetivo. Los resultados más abultados tuvieron lugar en septiembre (0-4 frente a la Lazio) y en octubre (1-4 contra el Nápoles).
El gran reto es conseguir ganar por primera vez y acercarse a la salvación, una tarea cuanto menos ardua, aunque la ilusión de llegar a una final copera también está ahí. Tendrán que esperar al 5 de abril para recibir a la Fiorentina en la ida de las semis y, ya en la última semana del mes, al día 26 para jugar el partido de vuelta. No sería de extrañar que se encuentren descendidos (o casi) para entonces.
Del Ternana a Nápoles y Roma
Los de Mourinho han sido la última víctima de una escuadra cuanto menos curiosa. Lo cierto es que marcaron el 1-2 en el minuto 94 después de llegar por debajo en el marcador al descanso (Cyriel Dessers desde el punto de penalti) y sufrir el gol en propia puerta de Zeki Celik al comienzo de la segunda mitad. El tanto local, el que alimentó una mínima esperanza por forzar la prórroga, fue obra de Andrea Belotti.
Por el camino copero del Cremonese quedó primero el Ternana (3-2) cuando todavía era verano, después cayó el Módena tras la prórroga ya en otoño y, por último, superada esa última estación, el intratable Nápoles mediante los penaltis. Es el líder destacado de la competición y no logró imponerse al peor de la Serie A en 120 minutos. Los de la capital, sin embargo, no pudieron llegar siquiera al tiempo extra.