Mbappé fue bien recibido por su afición, pero no pudo evitar un pinchazo ante el Benfica

La derrota de la Juventus de Turín en casa del Maccabi, apenas una hora antes de la disputa de este encuentro, dejó la puerta de la clasificación a octavos de la Champions abierta de par en par tanto para PSG como para Benfica. Ambos saltaron al campo sabiendo que un triunfo supondría dar un paso de gigante hacia el primer puesto.

Sin embargo, ninguno de los dos pareció dispuesto a darlo todo para imponerse. Los de Roger Schmidt por visitar el estadio de un grande de Europa y los de Galtier por su inoperancia a la hora de construir el juego, convirtieron la noche en un soporífero baile de imprecisiones.

Todas y cada una de las jugadas terminaron cortadas antes siquiera de poder conllevar peligro para la meta rival. De hecho, los dos goles del partido llegaron mediante penaltis tontos transformados por Kylian Mbappé y João Mário.

En esa tesitura se sintió más cómodo el Benfica, que saltó al campo a resguardarse y pegar mucho. Los jugadores del cuadro parisino vieron de cerca el suelo más de una vez a causa de las duras acciones de los lusos. Aún así, tampoco se puede decir que fuese un choque violento, pero cuando hubo que cortar el progreso de los locales, los visitantes no dudaron en emplear todos los medios a su disposición.

Finalmente, ninguna de las dos escuadras pudo llevarse el gato al agua y terminaron firmando unas tablas que no contentaron a ninguno, pero que prácticamente les garantiza estar en el sorteo de las eliminatorias. La cita también sirvió para que Mbappé recibiese el cariño de su afición en un día repleto de información acerca de su futuro próximo.

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