El Sena, apto para el baño la mayoría de los 12 últimos días, según ayuntamiento de París
La calidad del agua cumplió con los estándares exigidos "once días, o diez días" de los últimos 12, indicó a Radio Francia Internacional (RFI) el vicealcalde responsable de los Juegos Olímpicos y el Sena, Pierre Rabadan.
Según el programa anunciado, el Sena debe acoger la ceremonia de apertura de los Juegos el 26 de julio, y después las pruebas de triatlón (30 y 31 de julio, 5 de agosto), natación en aguas abiertas (8 y 9 de agosto) y por último de paratriatlón, el 1 y 2 de septiembre.
"Esperamos que el tiempo sea un poco mejor, pero no estamos para nada inquietos en cuanto a la posible celebración de las competiciones, que se harán", abundó Rabadán, matizando, sin dar más detalles, que "si es necesario habrá ajustes".
Como cada semana desde inicios de junio, el ayuntamiento y la prefectura publican el viernes los resultados de los análisis de la calidad del agua del Sena en los últimos días.
La semana pasada, y según indicaron las dos instituciones, el Sena tuvo por primera vez sus indicadores aptos para el baño varios días seguidos a finales de junio.
Las autoridades están preocupadas de que haya precipitaciones intensas en los próximos días. En París, las aguas pluviales y residuales pasan por la misma red, diseñada en el siglo XIX y, cuando se registran precipitaciones excepcionales, las alcantarillas se desbordan.
Para remediar esto, se modernizaron río arriba dos depuradoras, y a principios de año entró en funcionamiento una nueva planta de tratamiento de aguas pluviales.
Igualmente, se inauguró en mayo un gigantesco tanque para recoger agua de lluvia en Austerlitz, junto al centro de París, capaz de contener 50.000 metros cúbicos de agua, el equivalente de 20 piscinas olímpicas.
El plan B sería postergar la fecha de las pruebas, y en última instancia desplazar la prueba de natación en aguas abiertas a Vaires sur Marne, al este de París.
Las autoridades francesas han gastado unos 1.400 millones de dólares en sanear el río, donde los parisinos tienen prohibido bañarse desde hace un siglo a causa de la navegación fluvial y la contaminación.