OPINIÓN | ¿A Madrid le gusta el tenis o solo ver jugar a Carlos Alcaraz?
El Mutua Madrid Open es considerado por muchos como el mejor torneo del circuito después de los cuatro Grand Slams -Open de Australia, Roland Garros, Wimbledon y US Open-. Además, suele presumir de contar con uno de los públicos más fieles y entregados.
Sin embargo, la realidad que se observó después del partido de Alcaraz, durante el que pudimos ver a varios futbolistas del Real Madrid en el palco, fue muy diferente. En el momento de disputarse el último encuentro del día el aspecto de las gradas era desolador y apenas se llenaba el 30% de los asientos.
No deja de ser sorprendente teniendo en cuenta que sobre la pista estaban Alejandro Davidovich (23), español y número 35 del mundo, y Holger Rune (20), séptimo del ranking ATP. Uno de los mejores encuentros que se pueden presenciar en directo a día de hoy teniendo en cuenta el magnífico estado de forma del tenista local y la gran calidad del danés.
Todo empeora cuando nos fijamos en que el duelo comenzó a las 22.00 horas y en la capital de España era fiesta al día siguiente. Aunque la contienda se alargó hasta la 1 de la madrugada, desde el primer punto el aforo de la Manolo Santana ya se había reducido drásticamente.
Una Caja repleta
Ello nos lleva a plantearnos si la afición al tenis en Madrid está disminuyendo. Lo cierto es que es difícil dar una respuesta definitiva. Durante las sesiones de mañana, y sobre todo las de tarde, la respuesta de la gente está siendo realmente buena. Cada día se ve cómo las pistas 2 y 3 se encuentran a rebosar.
Del mismo modo, cientos de personas abarrotan el ‘Tenis Garden’ para presenciar los entrenamientos a cualquier hora y las rondas previas que se han ido disputando en la zona exterior. Igualmente, resulta complicado moverse por la Caja Mágica a causa de la multitud de aficionados que tienen entrada para disfrutar de la jornada en el recinto.
A mi modo de ver, el ‘vacío’ en el partido de Davidovich no fue más que una situación puntual. Delante tuvo al número dos del mundo y todos vivieron su triunfo con tanta intensidad que necesitaron marcharse a descansar para asimilar el vendaval de tenis al que habían asistido.
Por otro lado, la cita con Alcaraz no se alargó más de la cuenta y terminó a una hora ideal para que las familias saliesen a cenar por ahí en vista de que el día siguiente era festivo. Sin duda fueron muchos los factores que llevaron a la situación que se vio en las gradas, pero si algo es seguro, es que la afición de Madrid por el tenis sigue estando al máximo de su nivel.