Es un hecho que la mejor versión de Paula Badosa está de vuelta. Y no tanto por lo que está haciendo en el Abierto de Pekín, sino por su sensacional trayectoria en los últimos meses. Su balance de resultados desde finales de julio es brillante, con 17 victorias y sólo tres derrotas (ante Jelena Ostapenko, la propia Jessica Pegula y Emma Navarro) en los últimos 20 partidos, además del título conquistado en Washington a principios de agosto.
En rondas anteriores, la neyorquina superó por la vía rápida a la búlgara Viktoriya Tomova (6-3 y 6-2) y a la eslovaca Rebecca Sramkova (doble 7-5). Ambas jugadoras se presentaban asequibles, sobre todo en comparación a su oponente de octavos, frente a la que perdió recientemente en la antesala de la final del Abierto de Cincinnati. Este martes, sin embargo, sirvió su particular venganza a través de un triunfo relativamente cómodo.
La jornada empezó mal para Badosa, que perdió el servicio en el tercer juego y fue a contracorriente durante algunos minutos, si bien en el sexto devolvió las tablas. Después de evitar una nueva rotura de break a mediados de set, lo cual podría haber cambiado el desarrollo del encuentro, la número 19 del ranking WTA restó con la oportunidad de llevarse el punto y fue capaz de incluso evitar que Pegula estrenara su casillero para así colocar el 6-4.
Paula, que mostró una superioridad aplastante luego y aseguró el pase con el 6-0 definitivo, ya sabe quién será su rival en la siguiente eliminatoria. La citada Shuai, de 35 años, dejó por el camino a la polaca Frech y siguió adelante en un torneo que se ha convertido en todo un bálsamo para ella. ¿El motivo? Regresó a su país con una pésima racha de 603 días y 24 encuentros seguidos sin conocer la victoria; ahora, en cambio, suma cuatro de forma consecutiva.