Naomi Osaka, que ocupa actualmente el 88º puesto del ranking mundial, brindó una lección de tenis sobre la pista Louis Armstrong, la segunda mayor de Flushing Meadows, hasta imponerse por 6-3 y 6-2 en apenas 63 minutos.
En su exhibición, la exnúmero uno mundial, que juega el torneo por invitación, no cometió un solo error no forzado en el set inaugural frente a la peligrosa Ostapenko, campeona de Roland Garros en 2017.
Osaka, de 26 años, se perdió la pasada edición del US Open tras dar a luz a su hija Shai.
Naomi reconoció que, durante aquel torneo, llegó a dudar de si volvería a jugar en la pista central de Nueva York, donde este martes compareció luciendo una falda de tul y una chaqueta con lazo de los que se despojó para jugar con un vestido verde con volantes.
"Intenté no llorar al salir a la pista", declaró con lágrimas en los ojos tras el partido. "El año pasado estaba viendo jugar a Coco (Gauff) y tenía tantas ganas de volver a pisar estas pistas", agregó.
"No sabía si podría", reconoció. "Ganar este partido y estar en este ambiente significa mucho para mí", indicó.
Tras su regreso a la competición, la japonesa alcanzó los cuartos de final en dos torneos del circuito, pero aún no superó la segunda ronda en los Grand Slams.
Su siguiente rival será la checa Karolina Muchova, semifinalista de la pasada edición en Flushing Meadows